Al hilo del vídeo Aute Cuture de Rosalía, hablamos de nail art, del origen de la moda, sus antecedentes en la estética hip hop y nos preguntamos por qué han vuelto.
No es gato pero araña, y ojalá también algún día me pise la cara. Nuestra Señora Rosalía estrena tema y el vídeo es toda una oda al nail art que se ha impuesto como la joya de la corona de la estética urban desde hace unos años. En el vídeo la Rosalía es la líder de una compañía de manicuristas que llega a un pueblo para revolucionarlo con su mágia. Así, Aute Cuture pone el foco en sus manos, que han pasado de largo de las uñas de gel para convertirse auténticas zarpas doradas, que más que cicatrices podrían hasta arrancarte la piel. El vídeo rinde homenaje a los salones de manicura cada vez más presentes en la rutina de nuestras divas favoritas, un elemento que de hecho ya encontrábamos en la estética de las grandes del hip-hop de los 90, y, no hay que olvidarlo, siempre en las manos de las grandes folklóricas del país.
Hoy se llevan diseños intrincados, con brillos, incrustaciones y hasta pequeños colgantes. Hay algo muy personal en el diseño de tu manicura, una extensión de tu personalidad a los ojos del mundo. Es más duradera y fácil de mantener que un peinado o el maquillaje, así que se puede experimentar y arriesgar. Como era de esperar, otra vez gana el más es más en un género donde las gesticulaciones se vuelven una parte más de la coreografía del poderío. Porque no todo el mundo puede lucir esas garras; necesitas el tiempo, el dinero, fregar pocas sartenes y alguien que te líe los porros, a menos que seas Bad Gyal. En los noventa, fueron artistas como Lil Kim, Foxy Brown y Mary J. Blige que introdujeron a la moda mainstream una tendencia que tradicionalmente siempre había sido considerada propia del ghetto, ratchet glam, que diríamos aquí. En concreto, fue la manicurista Bernardette Thompson que llevó su artesanía de la calle a los shoots del high fashion para nombres como Louis Vuitton y cuyos diseños se han mostrado recientemente en exposición en el MoMA. Empezó haciendo la manicura a su amiga de infancia Mary J. Blige, que la presentó al mundillo del hip-hop y sus divas, que al acabaron exigiendo su presencia en las sesiones de fotos para publicidad. Seguramente su obra más recordada fueron las uñas hechas con trozos de dollars que lució Lil Kim en un shoot para un comercial de denim, inspiradas por el verso de la rapera en “Get Money” de Junior Mafia. Todo eso usando fragmentos reales de dinero.
Pero mucho antes que el high fashion empezara a ver el potencial en apropiarse de la estética del hood, Florence Griffith-Joyner (Flo Jo) rompía el record femenino de los 100 metros lisos en 1988 luciendo una manicura que fue casi más comentada como su proeza atlética, aun por superar. En un campo altamente dominado por periodistas blancos de clase media alta, no se entendía que algo tan serio como el deporte se mezclara con elementos de la feminidad del barrio, como los coffin nails. De hecho, hacer de las uñas parte de tu identidad ha estado una costumbre presente en la belleza no eurocentrica desde hace siglos. Se conoce que ya en el antiguo Egipto se usaba el color rojo y granate en la manicura como signo de distinción para las clases más altas. Casi como las acrílicas de hoy, se fabricaban uñas falsas de ivorio. Nefertiti las llevaba rojas, mientras que Cleopatra prefería los tonos más tostados. En la realeza china también se usaban colorantes vegetales para las uñas, y según un manuscrito Ming del siglo XV, los colores de las clases altas eran el negro, el dorado y el rojo, y se protegían con extensiones de orfebrería dorada para indicar que eras demasiado rico para hacer ningún trabajo manual.
Los medios españoles hablan ya de ese estilo como las “uñas trap” porque es una parte indispensable del look de la diva urbana. ¿Te imaginas a la Zowi sin garras? Ellas lucen un diseño para cada bolo, y cada una tiene su recomendación en cuanto a salones de manicura en Madrid, Barcelona y donde sea. Tenemos hasta el vídeo prueba de como Bad Gyal se lía los porros con esas uñas. Pero no siempre fue así. Durante décadas ese estilo se consideraba choni, de mal gusto y de clase baja, pero ahora tenemos a Kylie Jenner con sus millones regalados mostrando manicura atrevida en instagram y ya tenemos a la Vogue corriendo a sacar artículos contando como la self-made woman esta revolucionando el mundo de la moda. Las acrílicas no son solo una decoración, es atreverse a llamar la atención, si, para decir eh! A que te aruño. Desde las clases más altas y en especial en Europa siempre se ha mirado por encima del hombro todas las muestras de esfuerzo en la imagen que se quiere proyectar uno mismo. Que si lo bello es lo elegante y lo elegante es lo discreto, eso, lo que a penas vemos, lo que podría ser natural. Pero la verdad es que es solo una excusa para convencernos de ocupar menos espacio, de estar más calladas, de ser menos, como mujeres, como clase y como divas. La manicura es una forma más de presentarnos y jugar con nuestra identidad, nuestra y de nadie más, y lo hacemos si queremos de forma chillona, excéntrica, llamativa y hasta bizarra.