BAU Gijón: vuelta a los orígenes

El fin de semana del 25 y 26 de octubre no solo había un festival de techno en Gijón, hubo una cita romántica para los amantes del techno en España.

 

La localización en tierras asturianas, cuna del género en nuestro país, traía grandes recuerdos a antiguos clubbers y generaba ilusión entre nuevos fichajes en la pista de baile.

El norte ha sido el lugar donde, de manera indiscutible, el sonido creció en nuestro país gracias a promotores, artistas y público que lo cuidaron con mimo hasta que, poco a poco, fue cambiando para centrarse en capitales y desparecer de la españa rural. Sin embargo, ese sentimiento sigue estando muy presente a día de hoy, momento en el cual el género pasa una fase complicado debido a las redes sociales y su nueva manera de avanzar: necesitábamos volver a los orígenes.

Y aquí estaban dos de las promotoras que más están haciendo para dignificar nuestro género: Mugako, el festival internacional vasco, y Lanna, el club underground gijonés, se unían para traernos de nuevo ese sentimiento que nos hacía falta y la música que nos enganchó, en el sitio donde nos enamoró por primera vez.

El line up con el que contaba el festival hacía tiempo que no se veía en nuestra península y desprendía seriedad, con una gran presencia femenina y un mensaje claro: el Techno volvía para quedarse. Todo esto completado por una Boiler Room que salía a la luz meses después de anunciarse el line up completo y que daba un punto de color diferente a todo el fin de semana.

Al llegar allí nos encontramos el buen tiempo a nuestro favor: no hacia el frío que acostumbramos a vivir en el norte. Esto significada que al día siguiente podríamos disfrutar durante la tarde de la Boiler Room al aire libre en el patio de La Laboral. Sin duda, el espacio elegido para el evento nos enamoró: la Universidad de la Laboral, espacio cultural de Gijón y una de las piezas arquitectónicas más importantes del siglo XX realizadas en Asturias, le daban el carácter y la personalidad que requería este festival.

El viernes empezábamos el fin de semana de alto voltaje a las seis de la tarde con YNGRYD haciendo entrar en calor a la pista con ambient e IDM. La artista chilena, la cual está estrechamente vinculada al Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz, representaba parte del gran talento local y nacional con el cual contábamos en el festival, como el talento patrio Jheal Bashta, quien después de ella nos ofrecía su Live a partir de las ocho de la tarde.

Tras las primeras horas de calentamiento, a partir de las nueve de la noche se abría paso el enigmático Rrose con su directo enmascarado que vio la luz en forma de mujer, quizás uno de los artistas más esperados de todo el fin de semana, debido al misticismo y simbolismo que representa su proyecto. No hay duda de que su trabajo es de lo más exquisito que hay actualmente en formato live de Techno experimental y minimalista. En un buen timing, hizo que la gente disfrutase de su música introspectiva con temas propios como “Columns”.

Tras él, el querido y carismático Regis entraba en acción a partir de las diez de la noche. Un Techno crudo, con personalidad inglesa y agresivo hacía vibrar los bloques de hormigón de la La Laboral. Consistente y desarrollando su set mientras endurecía su discurso mientras metia temas propios, de Ruskin o Surgeon, pero que entre todos nos quedamos con el mítico tema de Mills, “Step to enchatment”. Sin embargo, el momento en que nos hizo sacar una sonrisa fue al escuchar varios temas del nuevo EP del nacional Aiken que salieron el pasado viernes en el sello de Ben Sims, como “Outline” y “Flange”.

A partir de las doce de la noche, el consolidado Blawan entraba en acción con un público deseoso de escuchar su música. 

El viaje de Blawan siempre es exquisito pero tampoco logró sorprendernos demasiado, quizás por unos platos y agujas que sentíamos que le costaba controlar. En su set encontramos diversas partes: un arranque sólido, contundente, un mid part con beats más quebrados y menos previsibles, y un cierre más demoledor y jugoso que, sin embargo, esta vez llegaba tarde. Digamos que Blawan viene con garantía y el examen aprobado, aunque esta vez se quedó lejos de la matrícula de honor. Pero como esto no es un examen sino un festival, el artista supo cuajar de vez en cuando con la pista junto a temas propios como “Many Many Pings” o “Gadget” de su último disco en su propio sello, Ternesc.

Les tocaba levantar el ánimo a Selección Natural, el aka que aglutina ese trío de cuatro formado por Óscar Mulero, Reeko y Exium, quienes se han forjado como las autoridades indiscutibles en materia Techno de este país. Tres horas donde nos hicieron bailar y disfrutar a la vez que disfrutaban ellos. Mucho más relajados de lo normal, se veía en ellos la complicidad que implica pinchar cuatro personas a la vez y que tenga sentido: son la representación viva de su propio sonido. 

Durante las tres horas bailamos una sesión progresiva, de menos a más, con temas propios de los artistas como el “Civil Defense” de Tensal o el “Transparent Ray” de Oscar Mulero; temas de amigos de gremio como el “Process 8” de LSD; y un deseado “Elephant Song” de Aphex Twin ya más que habitual en las sesiones donde Óscar tiene voz y voto. 

Para terminar la noche llegaba el esperado Dvs1, quien no nos convenció para nada en el horario elegido. Su música a 125 bpms quizás era demasiado introspectiva y mental para el cierre de un festival de tantas horas, quien no deja de lado las melodías que le caracterizan. Tras finalizar el primer día, nos quedamos con ganas de más.

El sábado comenzábamos, esta vez en el patio de La Laboral, con un sol que hacía que te quitases la chaqueta en pleno invierno. Buen tiempo, buena música, y toda una tarde por delante para ver las sesiones en formato “express” que caracteriza a Boiler, ya que solo duran 1 h cada una, el cual es el formato de grabación de la marca. 

El primer turno le tocó al apadrinado de Lanna Club, Jheal Bastha, para dar paso al artífice de Mugako y quien ha pasado por las cabinas más emblemáticas de toda Europa por su manera de entender el Techno tan personal, JC. Tras él, la joven promesa Leiras congregaba cada vez a más gente haciendo sonar uno de los temas que más nos gustan, el “Club Freaks” de DJ Rush. 

Un Tensal que debutaba en Boiler Room le tomaba el relevo al joven promesa, demostrando quien se ha criado con el sonido más limpio del Techno y no dejándose llevar por modas para implantar su propio estilo dentro de una marca donde todos acaban haciendo lo mismo para conseguir viralidad. En su sesión, pudimos escuchar temas míticos como “The Resolution” de Jeff Mills pero también muchos inéditos que todavía no han salido fruto del trabajo del artista que saldrán en el próximo doble de Tensal en 2020. Con guiños a sus compañeros más queridos, hizo support al sonido “Pole Group” al mezclar uno de los últimos temas de Lewis Fautzi que saldrá en el próximo EP de Granulart, sello de su amigo y compañero Valentin Corujo aka Kessell. Para cerrar la sesión, eligió la vocal de “Come into my life” de Abfhart, mítico tema del 93, el cual mezcló con el “96.1 Mhz” de Exium.

Tras él, la colombiana Adriana Lopez cambiaba a un registro mucho más agresivo que Tensal la cual también debutaba en Boiler Room.

Para finalizar, Óscar Mulero era el encargado de de la transición entre la Boiler y el festival, al cual vimos cómodo en el formato ya que no era la primera vez para él. Tras una introducción en tensión, comenzaba la sesión mucho más alto de bpms de lo que nos acostumbra a su público habitual debido al poco tiempo del que disponía. En ella sonaron temas como “Process 1” de LSD y el “Cold Response” de Anthony Linell. 

Tras la tarde de cervezas al sol bailando mientras las cámaras grababan todo lo que pasa en Boiler Room, volvíamos al espacio de la Laboral destinado para el festival que esta vez contaba con dos escenarios: fuera del pabellón principal y al aire libre teníamos una inmejorable representación de artistas locales y estatales. La exquisita Julia Pé, el directo con pedigrí de Mangles y Retract Maple, y la cada vez más en auge Parallax, nos amenizaban con buena música la última noche desde las nueve hasta la una y media de la madrugada. 

Mientras, en el escenario principal y dentro del pabellón a cubierto, empezaban lo que serían las últimas horas de una quedada clubber llena de caras conocidas y conversaciones amistosas mientras Leiras, el joven dj con sello propio, Ownlife, se encargaba de ponerle sonido a las primeras horas tras debutar en Boiler Room.

A partir de las once de la noche empezaba lo que sería la apuesta más arriesgada del festival por sus directos fuera de lo común y vanguardistas.

Neon Chambers, formado por Sigha y Kangding Ray, nos hicieron disfrutar casi tanto como disfrutaron ellos. Miradas de complicidad, gestos de compañerismo; ambos son dos artistas como la copa de un pino, que saben perfectamente lo que se hacen y lo que le hacen a la pista de baile. La unión de estos dos genios nos hizo alejarnos del “cuatro por cuatro” habitual para crear una atmósfera idílica y novedosa muy acorde con el horario de “warm up” que tenían. Aunque pudimos notar como no terminaba de cuajar en un público que esperaba algo más contundente a nivel musical, escuchar algo diferente siempre es un “must” en este tipo de festival donde no solo vienes a bailar, sino a poder llegar a sorprenderte con algo distinto.

Tras el techno dinámico de modulares y percusiones, llegaba quien se convertiría en la revelación en el festival de la mayoría de asistentes, los cuales no habían podido disfrutar de su directo todavía en España: Samuel Kerridge tiraba abajo La Laboral con su techno postapocalíptico, quien fue capaz de llevarnos con su música a lugares hasta ahora desconocidos con tintes industriales. Ritmos rotos, miradas de desconcierto entre el público, y un Samuel eufórico disfrutando de lo que hace y de quien es. Gracias a artistas como él, la música electrónica se alza un paso más allá en lo artístico y vanguardista. 

Tras dos de los directos más valorados del festival, a la una de la mañana comenzaba la sesión de Ancient Methods, quién no defraudo y supo encajar de la katharsis musical de la que venía tras Samuel. EBM, industrial y vocales llenas de intensidad caracterizan al artista y esta vez no fue menos, escuchando temas como “Phft4” de los catalanes NX1 y el “Acid March” de Opal.

A partir de las tres de la mañana, volvíamos con los directos vanguardistas. Oliver Ho presentaba su proyecto más personal como Broken English Club. Aunque somos muy admiradores de su trabajo y su música, no encajó del todo en el set time después de un Ancient Methods progresivo y bailable; su sonida quebraba un poco la pista de baile. Su directo digital mezclado con sus voz en directo sigue siendo una de las actuaciones más difíciles de disfrutar en nuestro país.

Tras este parón, entraba a la carga la encargada de poner las mayúsculas al Techno en la noche del sábado: Adriana Lopez sonaba desbordante. Dos horas de de una depuradísima técnica a los latos explica porque esta mujer ha traspasado fronteras y sigue conquistando las mejores cabinas del mundo.

Y para terminar, la novedad ponía la guinda a este fin de semana: la jovencísima VTSS hizo quemar zapatilla a su público hasta las ocho de la mañana del domingo. Acercando el techno al hardcore dentro de su sesión, y demostrando la versatilidad de la que se habla al hablar de ella, no solo jugó con clásico del trance como “Outside World” de Sunbeam sino también con darkcore como el “Hard Step Future Force” de The Horrorist. La polaca nos dejó sin aliento.

Solo nos queda agradecer la valentía del equipo de Bau Gijón por arriesgar de esta manera al apostar por un sonido que está casi extinto en el norte; por respetar el talento local e internacional más allá de la viralidad; y por confiar en un line up que será recordado por todos los amantes del Techno como la cita romántica donde volvimos a sentir los orígenes de esta música, que tanto nos ha dado durante estos años.