Behringer: democracia versus odio

Si eres un ciudadano normal del mundo, seguramente no hayas leído la impronunciable palabra Behringer en tu vida. Si por el contrario te dedicas al mundo de la música este nombre te resultará familiar, e incluso provocará en ti sentimientos encontrados.

Para ponernos en contexto, Uli Behringer es un magnate suizo de las herramientas musicales de estudio, desde mesas de mezcla hasta unidades de efectos pasando por altavoces de todo tipo y últimamente sintetizadores. Desde hace un par de años, este fabricante se ha puesto como objetivo democratizar el acceso de aparatos ya inasequibles, creando clones de instrumentos vintage -que sólo se podían encontrar a precios desorbitados en el mercado de segunda mano-, a precios realmente asequibles.
Un ejemplo sería el clon que han realizado de la mítica caja de ritmos Roland TR 808, uno de los instrumentos fundamentales en la historia de la música electrónica.

Esta caja de ritmos vio la luz en el lejano año 1981 y fue paradójicamente un fracaso de ventas en su primera tirada. Eso hizo que pronto circulasen por las tiendas de segunda mano y fueran a caer en manos de los chavales de los ghettos estadounidenses, y de ahí directamente a la historia del house, del techno y del hip hop. Hoy en día y en el mercado de segunda mano, estas buscadísimas unidades pueden alcanzar precios cercanos a los 4000€, obviamente impagables para la juventud ansiosa de replicar el sonido clásico de este instrumento electrónico.

Aprovechando su tremenda infraestructura de fabricación, la liberación de las patentes tecnológicas de más de 30 años de antigüedad y la facilidad para recrear las circuiterías clásicas en la actualidad, Behringer ha clonado los entresijos de esta caja de ritmos y otros muchos más instrumentos históricos y ha dado a luz una copia mejorada, por menos de 300€, de nombre RD-08.

Como no podía ser de otra manera (y como en todo en esta vida moderna), los haters, talibanes y defensores de lo auténtico se han llevado las manos a la cabeza, acusando a Uli Behringer de ser un hombre sin escrúpulos, copiota, explotador de niños, estafador y demás lindezas. Esta corriente de odio se golpea de frente con la corriente contraria, que es la de todos aquellos que siempre han deseado poseer una de estas joyas y no les ha sido posible y que ahora pueden disfrutar de los clones por un cero menos de lo que cuestan las originales y con una calidad bastante aceptable, si no superior técnicamente en la mayoría de los casos. La operación de Behringer en aras de la democratización se basa fundamentalmente en el volumen de producción que pueden llevar a cabo en su ciudad tecnológica situada en china llamada music tribe city que les permite abaratar los costes de producción de forma drástica y según algunos de forma abusiva y/o explotadora.

En el vídeo que puedes ver bajo estas líneas se hace un recorrido por la historia de la marca y se dan detalles sobre cómo se trata a los empleados en dicha localización, echando abajo las teorías fake sobre la explotación de niños y demás lindezas que ya han afectado a marcas como Nike o Apple
de parte de aquellos que reclaman vivir en un mundo totalmente honesto y limpio de maldad pero luego llevan un teléfono móvil en la mano o utilizan en sus hogares la luz eléctrica.

Ahondando en la neutralización de estas opiniones basadas en rumores, Behringer ha llevado recientemente a cabo una acción que consiste en dotar a escuelas de música del continente africano con unidades gratis de sus instrumentos musicales para apoyar la enseñanza y el acceso de los más desfavorecidos a las tecnologías de creación musical, como confirma esta noticia publicada en MusicTech y que puedes leer aquí. Concretamente ha donando 1500 unidades de su sintetizador MS -1 y 1500 unidades de sus auriculares profesionales a estos centros.

Como dice la gente antigua ‘obras son amores y no buenas razones’ y esto es un ejemplo claro de esta máxima. Marcas tradicionales de instrumentos musicales electrónicos, como por ejemplo Roland, no realizan acciones de este tipo, y no son tan odiadas. Dicho esto, ¿Cuál es tu posición en esta polémica?, ¿Odias a Behringer? ¿Amas a Behringer? ¿Te la suda Behringer? Te invitamos a debatir y a darnos tus razones, aunque como ya has podido leer, nosotros ya tenemos la nuestra.