Brian Eno: FOREVERANDEVERNOMORE (UMC/Opal Records)

Brian Eno regresa con un disco crepuscular, en el que combina su voz y su faceta melódica con la profunda emotividad de su propuesta ambiental.

En un momento histórico que se ha conducido a sí mismo al paroxismo a través de la repetición insostenible, escuchar nuevos discos de Brian Eno, parece un ejercicio de nostalgia de lo más manido. Y en cierta medida lo es. El productor inglés es, lo mismo un dinosaurio, que una figura indispensable o una reliquia histórica. Impulsor de la música ambient, de grupos como Talking Heads, del Bowie más interesante, el no wave y autor de una carrera en solitario espectacular, Eno ha repartido su actividad artística en el siglo XXI entre las instalaciones y experimentaciones tecnológicas, algunos ambients algo anodinos y algunas canciones convencionales, siendo sinceros; de lo más interesantes.

Por eso cuando hace unas semanas el británico anunciaba otro disco en el que cantaba, “FOREVERANDEVERNOMORE”, nuestros estrábicos ojos dispersos por el ambient se giraban en dirección a su propuesta.El nuevo disco de Brian Eno, del que no pensamos volver a repetir el nombre, es, ante todo, una reflexión, bastante pesimista, poética y emotiva sobre el estado del mundo actual. Suaves capas de sintetizadores graves y sobrecogedores, una entonación solemne, unos comentarios seudo-apocalípticos… Eno sabe llegar al corazón de sus oyentes, reconectando en el tono que caracteriza sus últimos trabajos: el crepuscular. Y es que el enésimo disco del productor es no sólo un trabajo nostálgico sobre lo que perdemos, sino lo que él mismo, como hombre de más de setenta (agárrense) años, deja o dejará en este mundo. Pocas veces Brian ha sonado tan compungido y, en el contexto discográfico de su recorrido, esto solo parece tener ese significado: el del ocaso vital; una meditación sobre la finitud y la caída propia de la vejez.

Por eso mismo, no sorprende la serenidad o el aparente cinismo con el que trata las cuestiones ecológicas o morales. “Foreverand…” es un álbum compuesto por alguien que no mira desde las gradas, pero que observa una realidad que en muchos aspectos no siente como suya, expresándose desde un tono muy peculiar. Eno Canta pero los pasajes ambientales son muchos, son sensitivos y son profundamente conmovedores; alejados de los desenfadados ritmos y estructuras clásicas que usualmente encontramos en su discografía “pop”. El último disco de Brian Eno, en tal sentido, suena como si realmente pudiera ser el último. No por la situación bélica, social, o ecológica que vivimos, sino por el recorrido y la necesidad que tiene hacer un disco de estas características para un artista como él. En tal sentido, “Foreverand…” es un disco emotivo y muy acertado, alejado de la lucidez de los mejores trabajos de su autor, pero con un conocimiento de sus límites extraordinario. De hecho, sobre eso trata un poco: sobre los límites de su autor y los suyos.