Chico Blanco: la improbable continuidad de la música de baile

Chico Blanco. Foto: Steven Bernhard

Resulta corriente ver a nuestros lectores despotricar en redes cuando comentamos ciertos lanzamientos, noticias o propuestas de música urbana, sobre todo españolas. Ellos ven en el desarrollo de este ambiguo, ubicuo y en ocasiones totalmente exangüe estilo algo que puede parecer evidente: una tendencia que tiene ya cerca de diez años, con pocas variaciones, unas formas malsonantes y con la defensa de un estilo de vida dudoso bajo sus paradigmas morales (neurótico, basado en el enaltecimiento y la estetización de la delincuencia, etc). Todo esto, cuando hablamos de Pablo Cobo, parece bastante curioso. El productor andaluz, dejó con apenas diecisiete años la escena urbana de su ciudad, Granada, porque -ya- cansaba y no era lo que más le apetecía hacer; después de haber pertenecido a ella con el seudónimo Vvhite Boy. De este reconocimiento, surgió la necesidad de mezclar lo aprendido del mundo de la producción casera como autodidacta -y en un curso de técnico de sonido- con su pasión por la música de baile, principalmente la de los 90. De esta improbable mezcla con el trap, surgió “Lost Like Wally”, una canción con una estructura vocal de hip hop, pero con una base rítmica y una producción de house profundo.

Este primer track de lo que ya era el proyecto de Chico Blanco, no vería la luz de forma más completa hasta que salió en 2019 formando parte de “Life After House”. El primer EP de Pablo bajo este nombre, fue un sleeper que, sin encontrar atención necesaria en la escena urbana, tuvo que transitar entre el pop para bandas y la escena electrónica más desprejuiciada (dado que muy poca gente, desgraciadamente, quería escuchar a alguien rapeando encima de un track). Para aquello se reutilizó, por llamarlo de algún modo, la etiqueta de hip house. Pero el sonido de Chico Blanco andaba en otros espacios, los de un deep house suntuoso, con una producción sencilla, limpia y una mezcla ordenadísima. “Otra vez” y “No vale na”, que siguen siendo a día hoy dos de sus mejores temas, juegan con vamps, líneas de bajo gruesas e hipnóticas que se acoplan a cajas muy sencillas; demostrando un manejo sorprendentemente coherente y sofisticado para un productor de house (sí, de house a secas) debutante.

Cgico Blanco. Foto: Caиiel Galán

Y es que, le pese a quién le pese, en la música urbana hay una continuidad matérica con la música de baile. Principalmente porque las herramientas de producción, las cajas 808 y el desarrollo de los subgraves, son perfectamente comparables con las producciones de house y techno de hoy en día, que se realizan mediante software como Fruity Loops o Ableton. Es este puente entre ambos estilos, el que le permitió en su momento a Chico Blanco comenzar a producir canciones influidas por estilos como el high energy o el eurodance sin inmutarse. Ahí está el EP “Gominola” y su brillante sección de remixes para demostrarlo.

Ese gusto por el bombo y las reverbs espaciosas, tan característico de la música contemporánea, que colapsa el oído en comparación con la concebida para vinilos de hace treinta o cuarenta años, es la constatación de un hecho: el cambio de paradigma tecnológico. Una constante en el mercado capitalista. Por eso la propuesta de Pablo es tan interesante, sin necesidad de ser extravagante (mala hibridación), de hacer un espectáculo de su identidad (trap), ni de sonar nostálgico (caspa techno); es capaz de homenajear la música de baile de hace veinticinco o treinta años.

No se trata de encerrarse en un estilo concreto -de hecho Chico Blanco es en muchos sentidos un iconoclasta-, sino de darle continuidad y coherencia a algo sin obsesionarse con ello de forma retrospectiva. De expresar un modo más completo de comprender la música de baile. Ello es lo que permite que su propuesta con Soto Asa suene tan absurdamente preparada para una pista de baile a pesar de reunir muchos de los elementos que podríamos repudiar del trap. Es la misma razón por la que de nuevo, hace apenas un mes, haya presentado un tema, “TyY” que mirando esta vez hacia Reino Unido; sigue sonando como una prolongación lógica y sugestiva de su sonido. Un bajo más funk, un sonido más basado en breaks… Pero hay algo fundamental en ella de aquello de entonces que permanece intacto.

Chico Blanco será, además, uno de los grandes nombres del Festival Paraíso de Madrid, que tendrá lugar el viernes 24 y el sábado 25 de junio. Además podrás ver a nombres como Axel Boman o Ben Ufo.

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