En Movistar + puedes ver “Contra el silencio” (“On The Record”), obra de Kirby Dick y Amy Ziering, un conmovedor documental que describe a través de testimonios los abusos sexuales a los que fueron sometidas algunas compañeras que trabajaron con Russell Simmons, el cofundador del sello Def Jam. Además, analiza cómo las mujeres negras se han sentido fuera del movimiento MeToo.
Simmons, conocido como el “padrino del hip hop” (a él se le debe el éxito global de nombres tan influyentes en el género como Beastie Boys, LL Cool J o Public Enemy), durante décadas fue un intocable de la industria. Al menos, hasta el 19 de noviembre de 2017. Justo ese día, en las páginas de Los Angeles Times, su nombre se asoció con el de uno de sus mejores amigos, el productor de cine Brett Ratner. En dicho artículo la modelo Keri Claussen Khalighi no solamente detalló cómo Ratner la violó en 1991 a las puertas de cumplir la mayoría de edad, sino que además señaló a Simmons como cómplice porque fue testigo de la escena y no la socorrió al pedir ayuda. Ambos negaron las acusaciones, pero ese testimonio fue clave para que una exempleada de Def Jam, Drew Dixon, rompiera su silencio un mes después en The New York Times.
Dixon, la verdadera protagonista del documental, en 1995, a sus 24 años, tenía una carrera envidiable. Por entonces trabajaba como ejecutiva de A&R en la propia Def Jam. Y aunque en un principio tuvo que enfrentarse a varios comentarios machistas, rápidamente se ganó el respeto de sus superiores al convertirse en una de las descubridoras de algunos de los nuevos talentos más importantes de la época. Ciertamente, en lo profesional, la vida le sonreía. Pero todo cambió la noche que Simmons, en el Café Tabac de Nueva York, intentó encerrarla en un armario para besarla. Dixon lo rechazó, pero tras ello él no cesó de acosarla en la oficina. “Siempre se disculpaba y se mostraba arrepentido”, cuenta ella. Sin duda,
estaba aterrada ante la idea de perder aquel puesto por el que tanto había
luchado.
El suceso más trágico aconteció también en 1995 cuando Simmons, después de tomar unas copas en el Bowery Bar, la invitó a su apartamento con el pretexto de pedir un coche. Ella se negó, pero el magnate de la música insistió en que tenía que escuchar una maqueta que guardaba en casa. Curiosamente, el reproductor de CD estaba en el dormitorio. “Lo siguiente que recuerdo es que estaba desnudo, con un preservativo, y me agarró. Me agarró, me tiró a la cama y me inmovilizó. Yo le decía que no. Me dijo que dejara de luchar con una voz muy fría, amenazante y distante que nunca, nunca había oído en él”, narra en la cinta. Asimismo, Dixon se dio cuenta de que unas esposas colgaban del dosel de la cama. A pesar de no usarlas, se asustó tanto que se desmayó, lo cual es un mecanismo de autopreservación habitual en las supervivientes de agresiones sexuales. “Lo siguiente que recuerdo es que estaba en la bañera con él desnudo. Me dijo: ‘Ahora que tú y yo nos estamos acostando, Drew, saldremos y follaremos todo el tiempo’”, apostilla. Tras escuchar esas palabras se vistió, caminó 22 manzanas para
llegar a su apartamento y, con la ropa puesta, se derrumbó en la ducha: “En ese momento me vi reducida a la nada. No era nada. Era basura. Era una cosa física que él utilizaba para su placer”. A los pocos días presentó su carta de renuncia. No interpuso una denuncia porque pensó que nadie la creería.
Un año después Dixon entró a trabajar en Arista Records. Sin embargo, en el 2000, cuando L.A. Reid se puso al frente de ese sello, revivió sus peores pesadillas: las insinuaciones sexuales de su nuevo jefe volvieron a marcar su día a día. Su negativa a acostarse con él tuvo consecuencias directas para artistas que, por aquel entonces, intentaban conseguir su primer contrato discográfico. Sin ir más lejos, a modo de venganza, Reid se negó a fichar a Kanye West y a John Legend. En 2002, desesperanzada, “simplemente huí de mi sueño, de mi pasión” y tomó la decisión de abandonar para siempre la industria musical.
Contra el silencio cuenta con el testimonio de otras siete mujeres que afirman haber vivido episodios similares con Simmons. Entre ellas, la activista y escritora Sil Lai Abrams, quien el 28 de junio de 2018 compartió su historia en The Hollywood Reporter. Del mismo modo, a lo largo de su hora y media de duración, el documental pone en relieve otros temas como la actitud misógina y sexista que el hip hop ha enaltecido a través de sus letras y sus videoclips; el actual papel del Me Too fuera de los márgenes de Hollywood, o el rechazo y el descrédito social que un gran número de mujeres de color han sufrido pese a ser víctimas de abusos. Sobre todo, dentro de la propia comunidad afroamericana. Ahí está el caso de la modelo Desiree Washington, quien llevó a juicio a Mike Tyson, o el de la
abogada Anita Hill, que en 1991 testificó públicamente que el nominado a la Corte Suprema, Clarence Thomas, la había acosado sexualmente cuando trabajaba para él.
“Al principio muchas mujeres negras no se sentían identificadas con el Me Too porque pensaban: ‘Es estupendo que esa mujer haya hablado y la apoyamos como persona, pero no es nuestro movimiento’. La necesidad y el deber que las mujeres de color sentimos de proteger a los hombres de color es un obstáculo para nuestra propia protección”, explica Tarana Burke, una de las fundadoras del movimiento iniciado en 2017 tras darse a conocer el escándalo de Harvey Weisntein. A su vez la periodista Joan Morgan dice: “Muchas mujeres de color permiten que la lealtad racial compre su silencio porque no pueden conciliar la idea de ser partícipes de un sistema penal que ha sido tan duro con los hombres de color. Históricamente sabemos que una de las justificaciones para el linchamiento de los hombres de color ha sido la agresión sexual. Así que con el tiempo se ha desarrollado en la comunidad negra la conciencia de que el linchamiento es una expresión de la supremacía blanca. Es una expresión particular la proyección sexual de los hombres negros como peligrosos”. El miedo a ser tachadas de traidoras entre los suyos, lamentablemente, continúa siendo un gran estigma en Estados Unidos.
“Contra el Silencio” no ha estado exento de polémica. Inicialmente, Oprah Winfrey iba a ejercer de productora ejecutiva, pero repentinamente se desvinculó del proyecto días antes de que el documental se estrenará en el Festival de Sundance. Tal como The New York Times recogió, la estrella televisiva alegó diferencias creativas con los directores y confesó que Simmons se puso en contacto con ella varias veces e intentó presionarla. Sea como fuere, hoy en día, ya son una veintena las mujeres que han tenido el valor de hablar alto y claro sobre el cofundador de Def Jam. De momento ningún juez le ha citado, pero gracias a todas ellas, al fin, se han destapado las cloacas del Hip Hop.