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El megacombo de palomitas y refresco tamaño XXL debería estar incluido en el precio de la entrada a este thriller sin pretensiones, violento y macarra, que supera con creces sus apocadas aspiraciones. Un fugaz pero efectivo entretenimiento dirigido por Joe Carnahan, que propaga un espeso hedor a pólvora rindiendo homenaje al cine de acción de bajo presupuesto de los años 70.
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Teddy Murretto (Frank Grillo), un estafador al que la mafia ha puesto precio a su cabeza buscará asilo en el calabozo de una recóndita comisaría de Nevada golpeando a la joven agente Valerie Young (Alexis Louder). Un curtido y apestoso asesino a sueldo, Bob Viddick (Gerard Butler), encontrará la manera de ser encarcelado junto a su presa aunque Valerie conseguirá mantenerlos en jaulas separadas. La aparición en escena de Anthony Lamb (Toby Huss), un psicópata de tomo y lomo que también va tras la pista de Murretto desencadenará el infierno en la que hasta entonces era una rutinaria y tediosa comisaría rural.
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Joe Carnahan parece esforzarse, cada vez más, en mejorar su filmografía, una colección de títulos que oscilaban entre lo espantoso (“El equipo A” de 2010 es prueba de ello) y lo apresuradamente olvidable (“Narc”, “Ases calientes” o “Infierno Blanco”). La reciente, aunque también fallida, “Muere otra vez” (Boss Level) con Mel Gibson, Noami Watts y Frank Grillo (que repite en ambas) y esta “Juego de Asesinos”, más redonda y sobre todo, entretenida, demuestran que a pesar de sus limitaciones, el director californiano intenta con todas las ganas elevar su status dentro del cine de acción contemporáneo.
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Aquí, lo hace, manteniendo el suspense de manera correcta durante la primera mitad del film y reventando literalmente a tiros esa comisaría de Montana en una enérgica, acelerada y sangrienta segunda parte que es auténtico Pulp descerebrado.
Carnahan intenta asemejarse lo máximo que puede a sus referentes: Siegel, Peckinpah, Fuller, el Western de Serie B de los 70, evidentemente “Asalto a la comisaría del distrito 13” y por supuesto, a Tarantino. Aunque lógicamente, es en los diálogos, sobre todo en la comicidad de los mismos, dónde apreciamos sus carencias respecto a la monstruosa genialidad del director de Kill Bill o Pulp Fiction.
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Gerald Butler, que saltó a la fama con la sobrevalorada “300” del petulante y engreído Zack Snyder y la horripilante “RocknRolla” dirigida por ese farsante llamado Guy Ritchie; y Frank Grillo, a.k.a. Sr. Repelús (cuya filmografía es mejor olvidar) no llevan camino de pasar a la Historia del cine, pero hay que reconocer que en “Juego de asesinos” sus papeles funcionan a la perfección ejerciendo de asquerosetes machirulos y aportando la grima necesaria requerida por sus personajes.
Por el contrario, el veterano y eterno secundario Toby Huss demuestra de nuevo que es un nombre a reivindicar, con un papel de entrañable y sanguinario psicópata hijodelagranputa, que junto con Alexis Louder (joven promesa y auténtica revelación de la película) elevan el nivel interpretativo del film.
Y es que disfrutar de una joven afroamericana pateando culos a hombres blancos ciclados en edad tardía siempre es un plus, más aún si llevan coleta; aunque no nos llevemos a engaño, esta película sigue rezumando testosterona por los cuatro costados, Carnahan no es Esmerald Fennell (“Una joven prometedora”).
Este ruidoso espectáculo de tiroteo extremo y humor negro que también deleitará a los nostálgicos del cine de John Woo llegará a nuestras pantallas el próximo 20 de mayo.