Si asististe a la primera fecha del Ciclo DNIT tras la pandemia el pasado viernes 22 de octubre en el auditorio del CaixaForum en Barcelona y has leído el título de esta crónica, quizás pensarás que ya está aquí el listillo de turno haciendo ver que se ha enterado de algo cuando, ahí, in situ, nadie entendió absolutamente nada.
Si, por el contrario, no tuviste el honor (seguramente, dudoso para una parte importante del público) de estar presente, te invito a que revivas conmigo el proceso, no de la actuación, sino de la conversación posterior que me ha permitido entender qué pretendió Angus Finlayson durante aquella inquietante hora que, poco a poco, fue vaciando algunas de las butacas. Vamos al lío.
Altas expectativas
Tal vez el inicio del problema estuviese en las altas expectativas que nos habíamos hecho respecto al show. Bajo su alias Minor Science, Angus venía de publicar “Second Languages” en 2020. Es, sin duda, uno de los álbumes de música avanzada más impactantes del año pasado. Ritmos rotos, sofisticados e inteligentes incitan al baile desmedido e intimista. Pobre de mí, esperaba encontrarme con algo parecido en DNIT. Nada más lejos de la realidad.
Un concierto desconcertante
“Cuando salgo de un concierto de música experimental con la sensación de no haber sido convencido por la propuesta, lo digo siempre con la boca pequeña y con la duda de no saber si el espectáculo no estuvo a la altura o de si soy yo quien aún no tiene el suficiente tímpano para entender según qué mensajes“.
Así empezaba el texto que publiqué en mis redes nada más llegar a casa tras el show. La gente de Lapsus (nuevos curadores del ciclo) había anunciado a bombo y platillo la evolución natural de la serie “Absent Friends” del artista con base en Alemania. Quienes no sabíamos de qué iba la historia nos dimos con un canto en los dientes.
“Absent Friends” es una propuesta de puro ambient experimental, cargada de sonidos poco comunes, por momentos chirriantes, incluso graciosos, alejados de lo solemne o elegante. Es un DJ set mezclado con perspicacia y precisión de cirujano, sobre el que Angus aplica efectos y algunos sonidos externos a los propios temas. Ahí entra en juego la improvisación. Minor Science deconstruye y desgrana su música, pero da muchísimos rodeos. Crece y decrece constantemente. No hay hilo conductor. No hay historia.
“Así he percibido yo la noche de hoy. Ojalá algunos (o muchos, quién sabe) no estéis de acuerdo y me contéis por qué. Será muy enriquecedor“.
Así cerraba mi reflexión y me acostaba, dándole vueltas al coco y preguntándome si había sido demasiado osado, si ahora parecería yo el tonto que no entiende nada.
Mau Morgó, ausente pero muy presente
Sí, sí. Tal cual lo leéis. Se supone que el espectáculo audiovisual era a cuatro manos y que lo firmaban Minor Science y Mau Morgó. Pero es que resulta que la serie “Absent Friends” del primero va precisamente de eso, de amigos que están ausentes. Ese amigo ausente era Mau.
“¡Interesante! En parte, estoy de acuerdo con lo que comentas sobre la falta de intención. Creo que fue más bien una falta de precisión, pero… intencionada“.
Me desperté el sábado con este mensaje en mi Instagram. Era de Mau. El artista barcelonés, que había desarrollado todo el trabajo visual pero no había estado físicamente en el concierto, volvió a enviarme el texto que se había proyectado en la pantalla al cierre de la performance:
It is not irritating to be where one is. It is only irritating to think one would like to be somewhere else. / Here we are, now, connected. A little bit after the start… Originally, we were nowhere. And now again, we are having the pleasure of being, slowly, nowhere.
El objetivo de Minor Science era llevar a la audiencia a un no-lugar, a “una especie de limbo auditivo y sonoro”. Un limbo en el que, “a veces, uno no se siente cómodo, en el que todo es demasiado ambiguo”. Mau Morgó interpretó así la música de Angus Finlayson cuando la escuchó por primera vez y, a partir de ese concepto, desarrolló un imaginario visual que partía del poema “Nowhere” de John Cage y que bebía también del “All Watched Over by Machines of Loving Grace” de Richard Brautigan.
En este último, se describe un mundo utópico en el que naturaleza y tecnología conviven al mismo nivel. Y de eso trató todo el apartado visual del concierto, ejecutado en vivo por Nico de Sola, colaborador de Morgó. La máquina intentaba entender y replicar la naturaleza. El no-lugar sonoro de Angus había sido convertido por Mau en un espacio virtual en el que la máquina intentaba “procesar e imitar la complejidad del mundo natural”.
Mau me decía que, seguramente, “el espectador se sintió atrapado en todo ese flujo de información”. Y, claro está, sentirse atrapado conlleva sentirse incómodo. Así nos sentimos. Como quizás también se sintió Mau desde la distancia, conectado al espectáculo vía Zoom para darle una vuelta de tuerca más al concepto de “Absent Friends” y a la idea del no-lugar.
- ¿Y no sería más guay explicar esto a la gente antes del show? Creo que así el público conectaría más con el artista y entendería mejor la historia.
- Jajaja! Qué va, lo prefiero así. Me gusta dejar miguitas de pan. Quien quiera preguntar porque siente curiosidad obtiene el premio. Lo que más ilusión me hace es inspirar a la gente.