David Fussió: la vanguardia que llegó desde Girona (2ª parte)

David Fussió. Foto: Barbut Fotógrafo

Segunda y ultima parte de la pieza/entrevista especial que dedicamos a David Fussió y a La Sala del Cel de Girona. Puedes recuperar la primera parte aquí.

De la Sala al cel

La Sala del Cel: origen del nombre

La Sala del Cel se inaugura en 1982. El nombre del local proviene de un puntazo de Josep, el boss. Resulta que un día, yendo en coche por el Ampurdà, ve un pueblo que se llama La Sala. Era un día de esos espectaculares de cielo azul. Le viene un chispazo, y hace la composición de este nombre: La Sala del Cel (La Sala del Cielo).

De 1993 a 1996, La Sala del Cel brilló con mucha intensidad y luz própia ¿Crees que esa fue su época dorada?

Fue una época brillante, lógicamente. Se juntaron los astros y todo salió perfecto. Se estaba poniendo una música que realmente hipnotizaba, transmitía. La manera de bailar de la gente, el movimiento de los brazos… El baile que se hacía en la época trance era un baile espermatozoide, porque lo que hace el espermatozoide cuando se acerca para ir a fertilizar al óvulo, lo que hace es un serpentino, y es lo que hacía la gente con los brazos, seguían las frecuencias, las ondas, y hacían la silueta del espermatozoide. Se juntó una música, una manera de bailar, un trance, unas drogas, los fractales… Era un punto de vanguardia que se estaba generando. Se había conseguido que, a través de programas informáticos, se crearan imágenes un poco fuera de lo común: ver fractales transformándose, acompañados de esta música y de esa atmósfera. Conseguimos dar una nota especial que, por lo visto, no solo nos gustó a nosotros, sino que gustó al público, y gustó para dar el bombazo y la historia que ha significado La Sala del Cel para Cataluña, España y Europa.

En aquellos años, La Sala del Cel fue la discoteca más vanguardista de España. Nuestro eslogan era “Vanguard Club”, con eso te lo digo todo. En aquella época, si hubieran dado un premio para gente innovadora, la dirección de La Sala del Cel se la hubiera merecido por haber creado el primer ciberespacio en un club de baile. Fuimos pioneros. El tiempo nos ha puesto en su sitio, porque se tuvo la valentía de anticiparse en cosas futuras, a pesar de no haber tenido el reconocimiento, por parte de la prensa, que quizá nos hubiéramos merecido.

“Firedance (The Sunrise)” Odyssee Of Noises

Una odisea fantástica. Peregrinación desde todos los puntos de España, destino: La Sala del Cel.

La Sala del Cel era una experiencia. Para muchos que venían de fuera de Girona, el viaje formaba parte de la experiencia. El viaje ayudaba a tener esa experiencia, y el hecho de que La Sala estuviera tan alejada, tenía su magia. Era como un looking for the rave, toda una aventura. Era como descubrir las Américas. Si “cruzas el charco”, te encontrarás tal cosa, si haces tantos kilómetros, tendrás una recompensa. Hoy sería, un poco en el argot de series, lo que los amantes de Juego de Tronos diríamos: “al otro lado del muro”. Pués está el lado oscuro, lo raro, lo marciano… ¿Quién se atreve a cruzar? Y los que se atrevían a cruzar, volvían con un éxtasis, que enganchaban al resto de la gente.

Muchos franceses cruzaban la frontera para venir a La Sala del Cel. En Francia estaba la movida y la cultura rave, pero no estaba tan impuesta la cultura de club. Tanto para los franceses, como para la gente que venía de Barcelona, Madrid y del resto de provincias, también era un poco desinhibirse de donde estaban y salir de ese bucle, de esa rutina, y experimentar.

La curiosidad que teníamos todos los que estábamos en La Sala, era la misma curiosidad que tenía el cliente por descubrir algo nuevo. Por lo tanto, esa unión, esa química, fue la que hizo que, entre uno que quiere enseñar, y el otro que quiere aprender… A nosotros, la caña nos la daba la gente. La gente estaba predispuesta, nos ayudaba a llevar ese proyecto. Se llegó realmente a que entendieran que la música no era solo ir a bailar, sino que detrás había un equipo que estaba organizando ese evento, y había un trabajo. Para llegar a un clímax, todo el mundo tenía que pedalear, y el primero que pedaleaba era el cliente que quería pasárselo bien. Fue una armonía general de todo, una fusión de muchos elementos. Realmente salió algo precioso e inolvidable.

“Turkish Bazar” Emmanuel Top

La Sala del Cel fue el primer local del estado español en programar música trance. Por aquel entonces, cuando le preguntabas a un makinero “¿qué música ponen en La Sala?” te respondía “una música muy rallante”.

Se mezclaban varios estilos, se estaban empezando a desgranar diferentes movimientos. Siempre consideramos que la música que poníamos era especial, porque creábamos nuestro propio estilo. A muchos les sonaba rallante. Todo lo que sea para el oido salir un poco del confort… El estilo que poníamos agrupaba varios estilos de electrónica y conseguimos generar nuestro propio estilo. Era una fusión. Algunos lo llamaban trance, otros lo llamaban techno, otros acid, otros progressive…, pero se resume en música electrónica, con más o menos atmósfera, con un ritmo más rápido o más lento ¿marciana? ¿por qué? porque era nuevo. La Sala era eso: te gustaba o no te gustaba.

Si tú estás quieto en un sitio, esperando a que vengan los otros a decirte lo que pasa… Esto no es lo que hacíamos nosotros. Lo fácil era creerte que donde tú estabas ya estaba todo hecho. Nosotros íbamos a Alemania, Bélgica, Londres, Valencia, a todos sitios, a ver qué se cocía, a comprar música. No hemos enseñado a nadie, hemos ofrecido un producto que hemos creído que era bueno compartir: “yo propongo esto, si te gusta lo compras”.

Hoy es más fácil que la gente acceda a la música. Con un solo clic tienes Beatport, Discogs, Mixcloud, Spotify o YouTube, y encima los algoritmos te dan varias sugerencias. En su día, la música era difícil de encontrar, te tenías que buscar la vida, la sugerencia te la daba el de la tienda de discos: “¿esto te gusta? pues escucha esto otro”. Era el ayudante que teníamos en ese momento.

“Crystal” Aban Don

Y luego estaba el goa trance. De vez en cuando, dejabais caer algún tema.

Nosotros poníamos la música que creíamos que era buena, que algo nos daba. Por aquel entonces, el goa trance era un estilo un tanto exótico. Poniendo un impacto así comercial, me acuerdo cuando salió el tema “Sadeness” (1990) de Enigma. Eran los monjes gregorianos, que no habían inventado nada, era una base hiphopera con unos coros. Fue rompedor, un gran éxito. Cuando son cosas que no estamos habitualmente acostumbrados, el cerebro dice “emergencia”, y puede ser aceptación o rechazo. Esto es un poco lo que generó el goa. La sensación de “¡oh, es nuevo, qué bien que entra!”. Es como mirar a los ojos de una mujer y decir “¡ostras, qué guapa!”.

“The Meltdown” Lunatic Asylum

¿Podrías enumerar algunos himnos de La Sala del Cel de aquella época tan gloriosa?

Te diré algunos temas clásicos y especiales que sonaban por entonces:

The Overlords – Sundown (Sunshine And The 909 – Baby Mix) (1991)

The Age Of Love – The Age Of Love (Jam & Spoon Remix) (1992)

Lunatic Asylum – The Meltdown (1993)

Vapourspace – Gravitational Arch Of 10 (1993)

Velocity – Future (1993)

Acid Junkies – Theme From The Acid Junkies (1994)

Cosmic Baby – Futura (Ex Machina) (1994)

Mike Olfield – Let There Be Light (Hardfloor Remix) (1995)

Residentes que dejaron huella: Xavi Robot 242, Fred Tassy y J. Rob.

Xavi ha sido un DJ muy fino, muy elegante, que ha tenido un gusto exquisito a la hora de seleccionar sus temas. Le gustaba mucho la melodía y la línea belga.

Fred Tassy venía de otra movida, de otra cultura. Utilizaba mucho los efectos,las voces y los samples. Fred aportó algo que no era típico: una manera diferente de mezclar y de escuchar la música.

Rob hacía mezclas muy largas, le gustaba bastante el concepto progressive y trance. Era muy fino pinchando. Miraba mucho a los ojos de la gente para comunicarse y atraer su atención, para que estuvieran pendientes de ese profesional que les iba a llevar a un viaje, él era el piloto. Un disc-jockey que no solo se encerraba en los platos, sino que levantaba la cabeza, miraba al público y transmitía, se comunicaba. La gente lo adoraba. Una bellísima persona, muy sensible, se le notaba por el tipo de música que ponía.

“Overflow” Lassigue Bendthaus

Actuaciones en vivo. En el año 1995, repasando el ranking de clubs españoles y según la revista especializada Undersounds de Madrid, La Sala del Cel ostentaba el primer puesto en lo que a live acts se refiere ¿Podrías enumerar algunas?

Por supuesto. Algunas live acts internacionales que recuerdo son: Arpeggiators (1993), Front 242 (1993), Resistance D (1993), Juantrip’ (1994), Lumukanda (1994), The Source Experience (1994), Lassigue Bendthaus (1995), Outlander (1995), Psychick Warriors Ov Gaia (1995), Solar Quest (1995), Spicelab (1995), Total Eclipse (1995), Xingu Hill (1995), Zen Paradox (1995), Acid Junkies (1996), S.T.M.E. (1996)…

“Falling” Spicelab

¿Cómo fue la actuación de Oliver Lieb (Spicelab) y Robert Leiner (The Source Experience): dos pesos pesados en cuestión de techno trance?

Me quedo con el live de The Source Experience. Robert Leiner fue uno de los que creó un sonido especial para la casa R&S, el sello belga. Leiner representó a un sello. Hablamos de la época dorada de R&S, momento en el cual también pasaron Josh Wink y Ken Ishii. El sello belga cogió a gente que estaba empezando, y supo también tener la visión de plasmar vinilos con estos productores. En la actuación que hizo en La Sala del Cel, Robert Leiner, ¡ufff!, a muchos nos transportó. Técnicamente era muy limpio. Trabajaba mucho la frecuencia larga. Muy sutil, muy limpio, muy fino.

Oliver Lieb, otro sonido, completamente diferente al sonido de R&S, en la línea del sello alemán Harthouse.

En Barcelona ciudad no se veían muchos cyber ¿Es una tribu urbana que se originó en La Sala del Cel? ¿Estaban relacionados con la música trance?

En aquellos años, en los clubs de Barcelona te podías encontrar algún clubber con el pelo de color amarillo, rojo tal vez, pero auténticos cibernéticos solo los podías encontrar en La Sala del Cel. En Barcelona salió la gente de Cyborg, que fueron de los primeros en hacer performances. El look que llevaban ya era un poco transgresor: colores fluorescentes, colores ácidos, rapados de cabeza más radicales, los pelos de colores, ropa chillona… Todo esto ya lo habían llevado los punkis. Los cyber que nos venían a nosotros venían influenciados por la música trance, y se generaron a razón del trance. Como anécdota te diré que muchos pelaos (conflictivos pastilleros con estética skin) que subían de Barcelona se ponían camisetas de Tip Records para poder entrar en La Sala.

¿La raíz, el orígen de los cibernéticos? No lo sé, pero seguro que algo tiene que ver con el Área 51 (risas). En el Área 51 (Nevada, EE.UU.), cada año hacen una carrera atlética popular, la Extraterrestrial Full Moon Midnight Marathon. Podríamos decir que ahí están los auténticos cibernéticos (risas).

Internet, tal y como lo conocemos hoy día, nace en 1989. En 1994, La Sala del Cel fue pionera en España en crear el primer ciberespacio en un club de baile.

Fue una apuesta de mi padre, Josep Pérez. Las ganas de curiosear, de experimentar, de descubrir… Se apostó por Internet. Cerramos un acuerdo con una empresa de Girona, GRN. Eran servidores de Internet. Fueron pioneros en implantar Internet en las empresas. Al principio, cuando contactamos con ellos, se preguntaban ¿quién es el loco que me está pidiendo Internet para una discoteca? Pues ese loco era el equipo de La Sala del Cel. Hicimos un buen equipo juntos. Antes de esto, habíamos tenido en el club una instalación de realidad virtual primeriza.

Los flyers: una estética futurista. En aquella época, los flyers de La Sala del Cel destacaban por encima de todos los demás.

Una imagen vale más que mil palabras. Los flyers de La Sala del Cel eran una pasada, como la música (risas). Eran flyers de ciencia ficción, muy futuristas, obras de arte. La carta de presentación del club, el primer contacto que tú tenías con el local, acaso que no te hubiera llegado alguna cinta de audio que te podías hacer una idea de lo que podía ser eso, pero visualmente no sabías como era.

En el flyer siempre se intentaba poner información para crear curiosidad en la gente: relax room, energy drinks, two dance floors, video animation, cyber room, laser show, chill out, virtual reality… También incluíamos un texto sobre la biografía de los artistas, para que el público tuviera una idea de lo que iba a escuchar.

Se jugaba mucho con el troquel. El troquelado hacía también que llamara la atención. La textura. Mirábamos hasta el tacto, la calidad del papel, el gramaje. Si tu tocas algo que es áspero, es rechazo, y si tocas algo que es suave, es apetecible y, porqué no, me lo guardo en el bolsillo. La imagen es importante. Por eso el valor de las tarjetas de visita. Un ejemplo sería la escena de las tarjetas de presentación de la película “American Psycho” (2000).

Apareció la cultura flyer. Entendimos que la gente los coleccionaba y empezamos a reducir el tamaño, a hacerlos más pequeños, que se los pudieran llevar, que no molestaran. Lo que te enseña y te dice la gente. Y aquí me reitero, nosotros hemos aprendido mucho del público. Por eso, sacamos el librito de papel smoking. Fuimos el único club de baile del mundo con su propia marca de papel de fumar (risas). La Sala del Cel cuidaba los detalles hasta en lo más mínimo. Nos preocupábamos por la imagen que tenía que dar el ticket de la entrada, y piensa que un ticket es pasajero, muy efímero, tiene una vida muy corta.

Actualidad electrónica

En la actualidad ¿podríamos hablar de una escena electrónica de clubs en Girona?

Negativo. Solo algún club que, de vez en cuando, organiza algún evento donde sí que puedes escuchar algo de electrónica. Es un poco para conservar aquel público que disfrutaba veinte años atrás con la electrónica, no buscando un público nuevo y joven, sino para recordar un poco la oldschool.

¿Te interesa la escena electrónica nacional e internacional?

Si quieres que te diga la verdad, no estoy encima. Me ha desmoralizado mucho la música electrónica de los últimos tiempos, y eso ha hecho en cierta medida que saltara del barco, porque no hay a nivel nacional ni internacional nada que me atraiga. Soy bastante alemán, musicalmente hablando. Me interesan algunas cosas de Kalkbrenner y del sello BPitch Control, que siempre he ido escuchando, pero no hay nada especial que me sorprenda.

Ellas marcan el ritmo. Cada vez es más frecuente ver chicas DJ en el circuito internacional, principalmente en el mundo del techno. Algunas son muy buenas, otras en cambio… ¿Qué opinión te merece?

La música no es para géneros, hombre o mujer. La Kravitz, encuentro que tiene un toque especial y bastante personalizado. La Charlotte no me gusta, te pone temas más actuales, algún hit, y de vez en cuando, recupera algún tema antiguo de la oldschool. Pero no veo en ellas ni en ellos algo nuevo.

Hoy en día, se está bastante pendiente de lo que son las redes sociales. Esto puede influenciar en el comportamiento del DJ dentro de la cabina. El estar observado por gente de todo el mundo, si estás haciendo una Boiler Room o en cualquier festival, piensa que automáticamente lo que tú hagas o dejes de hacer puede ser oído, visionado y criticado en 50.000 plataformas. Está el que le da lo mismo y sabe aguantar esto, y luego el que dice “qué bonito y qué guapo soy”, que está más pendiente de bailar y de cómo se mueve, que de la propia música que está poniendo.

¿Y el circo de la EDM?… Tirar pasteles al público, pinchar boca abajo en la cabina y un largo etcétera de sandeces. Cuando la puesta en escena se antepone a la música.

Tiempo atrás, recuerdo cuando apareció en escena Pascal Kleiman, un DJ francés que no tiene brazos. Era un ejemplo para todo el mundo. Para mí, ha sido una de las cosas más bonitas que he visto: ver el esfuerzo de una persona por querer ser DJ. Se sentaba en un taburete, con los platos delante, sacaba previamente los discos de las fundas y pinchaba con los pies. A la gente le daba mucho morbo poder verlo.

A día de hoy, se busca dar la nota, hablando claro. Le tiro un pastel a una persona, me tiro encima del público, etc. Pienso que no tiene nada que ver: una cosa es la música y la otra el espectáculo. En este caso, la música ha pasado a un segundo plano. En nuestra época, las performances, el atrezo, las gogós, los rayos láser… era lo que decoraba la música. En su día, mira lo que hacían los punkis, rociaban al público con la cerveza, rompían las guitarras… Pues esto, es lo mismo. Es el retroceso. A veces, creemos que evolucionamos, y lo que estamos haciendo es recuperando cosas que ya hacían nuestros ancestros. El circo de la EDM es una movida, que para mí es no-movida. No, no me gusta.

Actualmente, para ser un buen DJ y tener fama, prestigio y reconocimiento por parte del público y la prensa ¿es necesaria la producción musical?

Depende. Hay diferentes maneras de subir y de tener éxito. Una puede ser haciendo una producción y teniendo un hit. Han habido muchos casos de gente que ha sabido producir pero no ha sabido pinchar, y al revés. Las dos cosas se complementan, por supuesto. Puede ayudar, porque tus producciones pasan a escucharse también, y le estás dando un plus a tu nivel, a tu caché. Es complementario, pero no creo que sea necesario, para nada.

Ahora mismo ¿cuál es la música electrónica de baile más de vanguardia? ¿El techno ha dejado de ser vanguardista?

Depende de lo que tú interpretes por vanguardia, evolución y progreso. El techno, si algo tiene es que se identificó con un vocablo que no le permitiera nunca quedarse atrás, porque techno es tecnología. Por lo tanto, el techno es una constante evolución en cada momento. Techno fusionado con algo más puede ser más innovador, pero un estilo en concreto que sea especial a otros, ahora mismo no lo veo. El techno sigue siendo el pilar, y a partir de aquí hay mucha diversificación. Vanguardia no veo, sí una saturación. Ahora mismo, el mercado musical, en todos los estilos, está muy quemado, muy saturado. No veo evolución. Lo que sí te permite la electrónica, es que puedes experimentar y evolucionar a nivel de sonidos. Pero no se puede decir que haya una movida que sea completamente diferente, y que no te recuerda a nada. Llevo casi una década deseando que haya un impacto socio-musical electrónico en el que puedas decir “nos pensábamos que estaba todo descubierto”. De momento, no hay nada que me haya dicho “esto es diferente a muchas cosas”.

¿Qué opinión te merecen las Boiler Room?

Un “Gran Hermano” electrónico, no deja de ser eso. La ventaja que tiene la Boiler Room es que, a parte de ser retransmitida online, si estás en casa y no quires salir ese día te lo puedes pasar teta. Puedes crear tu propia party viendo en pantalla grande en el comedor de tu casa. Tienes al disc-jockey, y es un efecto totalmente cinematográfico. Hay ese contacto más próximo con el DJ. Pienso que es una manera de humanizar más el concepto del DJ, de no verlo tan fuera del alcance, tan como un ídolo. En general, pienso que es bueno. Lo malo que tiene para el profesional, es que se puede ver si tienes un mal día, si no estás pinchando a gusto, si te salta la aguja en un plato, etc. Es como ver un partido de fútbol.

La función “Sync” del Traktor despertó mucha polémica.

A mí siempre me ha gustado pinchar por la adrenalina que se genera en el momento de mezclar, de cuadrar dos temas, el riesgo. Claro, es muy cómodo darle a un botón porque te permite ser rápido. Pero placer, lo que se dice placer: ¿es lo mismo hacer el amor con una mujer que con una muñeca de plástico? (risas)

J. Rob falleció en 2017…

Había trabajado con él, habíamos pinchado juntos y nos habíamos abrazado. Habíamos compartido noches agradables de dos personas que les gusta la música. Era un coco, a nivel musical. Muy buena persona. Es una pérdida que se añora. Cuando una persona se va, te das cuenta de lo que ha aportado. Sabe mal que gente joven fallezca. En ocasiones, la vida es muy injusta. Y dices: ¿tan deprisa? ¿tan rápido? no. Me sabe muy mal que ya no esté con nosotros.

El documental “Nitsa 94/96. El Giro Electrónico” (2013), parece que quiera dar a entender que la escena electrónica de clubs en España nace en Barcelona, en el Nitsa Club.

Según su criterio, es que empezaron ellos. A nosotros nos da igual ser los primeros que ser los segundos. Tanto siendo los primeros o los segundos, nosotros estamos ahí, hemos hecho algo grande. Lo importante es participar. En la vida todo te lleva y te pone en su sitio. A partir de ahí, cada uno coja la opinión o el criterio que crea adecuado a ser primero o segundo. A nosotros nos da igual.

OUTRO

David Fussió Foto: Barbut Fotógrafo

Para terminar, subimos a su estudio, donde sonaron, en vinilo, “Eisbar” (1982) de Grauzone, “Progen 91 (I.R.P. In The Land Of Oz)” (1990) de The Shamen, “Satellite (Activity)” (1994) de Illumination, “The Mask (Swept Q)” (1995) de Aftrax y “Timeless (Remix)” (1996) de Dave Angel.

Como anécdota curiosa, me explica David que, a finales de los 80, ponían el “Song To The Siren” (1983) del grupo This Mortal Coil para cerrar todas las sesiones. Era el último tema de la noche. Paralelamente, en Ibiza, José Padilla de Café del Mar utilizaba esa misma melodía para musicalizar los atardeceres de Sant Antoni de Portmany. Todo está relacionado.

Os dejamos con el segundo volúmen de la playlist “La Sala Del Cel: Trance Golden Era“. Fue un placer conversar con David Fussió.