Drone Operatør: Welcome to anxiety group (Participant Records)

Seguro que muchas de vosotras os habéis pegado un verano de los de siempre, disfrutando al máximo de las ventajas del capitalismo para pobres, gozando de los placeres de la vida, dándole bien de cera a la tarjeta de crédito y demás. En paralelo, en la no tan lejana Ucrania siguen a ostias y sufriendo y muriendo ajenos a lo bien que lo estáis pasando. En esa guerra que ya pertenece a nuestro día a día y nos importa una mierda, los drones son muy protagonistas y básicamente lo que hacen es matar a gente del bando que sea de manera limpia, precisa y sin riesgo, a parte de perder el aparato.

Esta fatídica misión de estos objetos no tripulados es lo que ha servido como inspiración a este artista de nombre artístico Drøne Operator para crear este híbrido de jazz, glitch y cómo no drone. Ojo, de difícil digestión para profanos y que el propio artista explica de esta manera: conceptual kleptomaniac post digital free jazz.
Según mis investigaciones, este señor es en origen un saxofonista de formación clásica, como se puede apreciar en su foto de prensa. Esta formación la combina con un uso cuasi terrorista de la electrónica y las herramientas de proceso de audio con un resultado asombroso.

Bot Møther” es el primer experimento, caótico y desordenado, con el saxo gritando como una criatura de otro planeta, los ritmos cayendo desordenadamente sobre él y múltiples capas de sonidos procesados por encima.
German Satellite” comienza con un contrabajo comedidamente aporreado salpicado de detalles percusivos y el omnipresente saxo, quizá sea esta la pieza más digerible del disco, con mención especial al spoken word que aparece a medio metraje recitando el título del disco. Jazz mutante para gente con ausencia de tornillos.
RHRSTCK” suena a banda de jazz ensayando totalmente drogada en un garaje sin luces, caóticos sonidos de instrumentos clásicos golpeados frenéticamente sin sentido alguno. Ideal para ponérselo a tu vecinos cuando follan.
Para terminar este sin Dios, “The Vessel” usa el piano como herramienta de agresión, aporreado pseudo melódicamente durante casi siete minutos, con ocasionales apariciones del saxo por encima.

Uno de esos discos que vas a tardar mucho en comprender a no ser que te
adentres en el mundo de las drogas duras duras, pero que lucirá muy bien en tu colección con su vinilo rojo y su portada de diseño.