Granada: ciudad de la música (electrónica) urbana

Una retrospectiva de la escena musical granadina en la época contemporánea con especial énfasis en la actual escena electrónica.

 

La ciudad de Granada siempre ha tenido un aura especial, y en las diferentes expresiones culturales y artísticas producidas a orillas de la Alhambra, esta particular característica siempre ha estado muy presente. Sin embargo, de entre todas las expresiones artísticas que han aparecido bajo el sol nazarí durante las últimas décadas, es muy posible que el ámbito musical sea el que más éxito e importancia ha cosechado a nivel social. Porque sinceramente, la tradición musical que existe y se respira en esta ciudad atravesada por un amplio y heterodoxo crisol de culturas es ante todo diferente.

En primer lugar, huelga decir que Granada es una de las cunas por antonomasia de la tradición del arte flamenco, y para entender la historia de esta cultura popular de ascendencia gitana es ineludible prestar atención a la importancia que en su momento tuvo la Zambra, ese “dialecto flamenco” autóctono del barrio del Sacromonte que alcanzó su cota más alta de desarrollo en la primera mitad del siglo XX, y que cuenta con personajes como María la Canastera, el Chorrojumo o Manolo Caracol como ilustres representantes de esta particular variedad artística. Así mismo, dentro de la tradición del género flamenco destaca también sobremanera el nombre de Enrique Morente, cantaor granadino nacido del barrio del Albaycín y cuya figura resulta fundamental para comprender la transformación que ha sufrido el flamenco en la época contemporánea. Tanto su labor artística como la de su familia, fruto de la unión matrimonial con la bailaora Aurora Carbonell, ha permitido a la postre que los apellidos Morente-Carbonell se escriban con letras de oro en el panteón de la historia musical de Granada.

Pero obviamente la tradición musical granadina no se detiene en el flamenco, y a partir de los años 70 y 80 se genera una escena musical donde el rock toma el relevo como banda sonora de una nueva generación que vive en primera persona la convulsa época que representa la Transición Española. Grupos como Lagartija Nick, Los Ángeles o 091 participan activamente en una regeneración del sonido popular granadino que tuvo como invitado excepcional a Joe Stummer, vocalista del icónico grupo británico The Clash, quien llegó a mediados de los 80 atraído por el misticismo de la Alhambra y la poesía de García Lorca y finalmente acabó pasando largas temporadas en la ciudad nazarí prendado de su belleza y de sus gentes. Esta transformación de la música local continua en la década de los 90, y artistas como Los Planetas, Lori Meyers o Niños Mutantes siguen actualizando y ampliando el espectro del sonido rock made in Granada.

De este modo el sonido rock, indie rock y pop rock, se convierte definitivamente en el género musical hegemónico de Granada, e incluso durante la primera década de los 2000 vive un período álgido. Pero como suele ocurrir en estos casos, en el momento en el que un movimiento artístico se vuelve hegemónico, su capacidad de ruptura e innovación se ve seriamente limitada. Y este hecho unido a la irrupción de una nueva generación de jóvenes que ya no concebía la música rock como la banda sonora fundamental de sus vidas, generó un espacio vacío a conquistar por nuevos sonidos. A nivel cultural, este momento coincide con la primera época de expansión global de la música hip hop, y atendiendo a estas dinámicas culturales de carácter internacional, el rap comienza paulatinamente a articularse como nuevo sonido fetiche de la juventud española.

En los últimos años de la década de los 90 ya comienzan a proliferar varios colectivos de artistas hip hop en Andalucía, y en los primeros años del nuevo milenio esta tendencia se acelera drásticamente hasta que la escena hip hop del sur peninsular se consolida gracias al trabajo y la repercusión nacional de algunos artistas de primer nivel. Pero en Granada, quizás debido a esa importancia que tuvo el sonido rock y sus derivados, la escena hip hop se mueve con un par de velocidades menos, y en ese período solo destacan algunos grupos locales como Cantinela Fina (con MC Quilate a la cabeza), además de un referente de la vieja escuela como Payo Malo, que en ese momento residía en Terrassa. Sin embargo, es a partir del 2010 cuando Granada se convierte en unos de los puntos clave para entender la transformación del sonido hip hop en España, y artistas como Yung Beef, El Mini, Khaled (pertenecientes al ya conocido colectivo Kefta Boyz), La Zowi, Dellafuente, Antonio Narváez o Maka se convierten en figuras referentes del denominado fenómeno “Trap” que durante los años 2015, 2016 y 2017 sacudió la escena musical estatal.

Hasta este punto he tratado de contextualizar de manera muy general los principales movimientos artísticos locales que en las últimas décadas han marcado de algún modo las formas de consumo musical en Granada, aun siendo consciente de que hay muchos artistas, subgéneros y movimientos de fusión entre géneros que no han sido referenciados y que han tenido su importancia en la historia musical granadina. Es por este motivo que la retrospectiva que acabo de ofrecer no pretende de ninguna manera funcionar como una historiografía musical de la ciudad (no creo que esta labor corresponda a un joven natural de Lugo que, a pesar del amor que profesa por esta tierra, tan solo lleva 4 años viviendo allí), sino simplemente servir como entradilla y marco contextual que facilite el análisis de la nueva escena granadina que se está tejiendo en estos momentos. Porque a pesar del peso de la historia y la vigencia que los movimientos musicales mencionados han tenido y todavía siguen teniendo, el conjunto de fuerzas que constituyen la realidad nunca se detiene definitivamente. Y la música, como cualquier otra realidad social, no se escapa a este imperativo de la naturaleza humana.

Por lo tanto, las líneas que siguen tratarán de dar cuenta de algunas de las nuevas expresiones musicales que están revitalizando el underground granadino, y que han encontrado en la música electrónica un nuevo lenguaje mediante el cual actualizar el sonido producido en esta paradigmática ciudad del interior andaluz. Porque ahora que las dinámicas internas de la música hip hop en España se han acelerado hasta haber convertido a la “Música Urbana” en la nueva música pop, en la capital nazarí se está viviendo un revival de la música electrónica mediante su hibridación y complementariedad con otros géneros de diferente índole. Desgraciadamente, esta ebullición de la escena local granadina pasa inadvertida a menudo por la gran mayoría de medios de comunicación musicales (como casi todos los movimientos artísticos que no tiene su foco de acción en las capitales de la cultura estatal, esto es, Madrid y Barcelona), motivo por el cual este artículo busca retratar el presente de su actividad musical. No obstante, el esfuerzo de pensar y reflexionar sobre el presente es un ejercicio ante todo colectivo y nunca individual, y es por eso que antes de entrar en materia quisiera resaltar el fanzine “No os enteráis de nada”, elaborado por la artista multidisciplinar Macarena Sánchez, y en donde ofrece una magnifica cartografía a nivel fotográfico de esta escena que se lleva desarrollando poco a poco desde finales de 2018, así como el proyecto radiofónico Individual Activities, coordinado por Daniel Kelsan y disponible en la plataforma digital soundcloud. Proyecto por donde han pasado varios Dj de la escena underground de Granada y han ofrecido sesiones de música electrónica de gran calidad.

Ciñéndonos ya al ámbito musical, y concretamente dentro del género urbano, quisiera destacar el trabajo de algunos artistas que si bien parten de la tradición de la música hip hop, en sus producciones generan un sonido que no se enmarca ni dentro del clásico bombo clap que ha sido (y sigue siendo) hegemónico en el rap español, ni dentro del sonido característico de la Roland TR-808 que ha definido en gran medida al género musical del trap. En este espacio indeterminado destacan artistas como Arda Dvran o el colectivo Queer Mafia, quienes explotan a su manera el legado estético y musical del vaporwave y sus derivados, y especialmente artistas como Chico Blanco, 8kitoo o VAN17IN06, quienes directamente se nutren y experimentan con la música electrónica de baile para encontrar nuevas texturas con las que jugar en sus respectivos procesos creativos.

Otro ejemplo interesante de reinterpretación del sonido tradicional mediante las posibilidades materiales y técnicas que ofrece la música electrónica es el que representa el colectivo Caballito,  proyecto musical comisariado de manera conjunta por el multidisciplinar artista Bigote y su compañero Grita, que lleva desde el 2010 investigando los ritmos tradicionales latinoamericanos y experimentando con la cumbia digital y el nuevo estilo tropical gestado en diferentes partes del globo.

Una línea de acción un tanto diferente, pero en la que aparecen claramente marcadas ciertas influencias de la música electrónica, es la que ofrecen algunos grupos como Colectivo Da Silva o Radio Palmer, ganadores de las dos últimas ediciones del certamen Emergentes que cada año se celebra en Granada. El sonido de ambos grupos está en cierta consonancia con el amplio espectro musical que representa el indie, pero cada uno de ellos desde su particular punto de vista interpretativo, incorpora en su producción musical determinados elementos relacionados con la música electrónica como el uso de sintetizadores en la composición instrumental o el efecto vocal del Auto-Tune.

Llegados a este punto, considero que es muy necesario hacer una pequeña aclaración conceptual sobre que significa hablar a día de hoy de música electrónica. Porque como bien señala el teórico musical Javier Blánquez, la gran mayoría de la música que se crea en la actualidad es, de un modo o de otro, música electrónica. Ya sea a nivel de producción, a nivel de edición o a nivel de grabación, prácticamente en la totalidad de estos procesos creativos existen diferentes elementos tecnológicos digitales que no solo están presentes en dichos procesos, sino que además son indispensables para la consecución final del producto musical. Esta realidad que todavía no ha sido asimilada por una buena parte de los consumidores constituye sin duda alguna un triunfo del sonido vanguardista de la amplia tradición de música electrónica de baile que durante los año 80, 90 y 2000 se desarrolló en infinidad de clubs alrededor de todo el globo. En este sentido, cabe señalar que en Granada la música electrónica de baile tuvo gran repercusión durante los 90 y los 2000, y la sala Industrial Copera fue durante mucho tiempo una de las capitales de la electrónica en Andalucía. Pero el triunfo internacional de la música electrónica y su paulatina expansión hacia el mundo del pop, unido a un agotamiento general de la creatividad que siempre había caracterizado a este género y al desmantelamiento que ha sufrido la escena clubbing por motivos económicos después de la brutal crisis económica que se inició en el 2008, la música electrónica tuvo que hibridarse con otros géneros para poder seguir prosperando como vanguardia.

No obstante, y más allá de estas interesantísimas hibridaciones musicales que acabo de referir de manera superficial, la actualidad musical granadina también ha vivido un nuevo despunte de la escena clubbing local después de una época caracterizada por la decadencia  post-crisis de unas salas venidas a menos que centraron excesivamente su sonido en géneros como el drum and bass. En los últimos tiempos han aparecido diferentes colectivos o proyectos musicales que han vuelto a llevar a las salas de la ciudad un sonido mucho más variado de la música electrónica de baile. Existen varios referentes representativos de este nuevo auge electrónico en la ciudad, como el proyecto BeLöng,  hosteado por Saint Laurent y Mauro Russo, y que en diferentes eventos realizados en la Moonback The Club y la sala Granero han explotado durante este año el sonido techno. Por su parte, el colectivo Asociel, formado por Daniel Kelsan, Dj Twingo o Lelüsh (y que el año pasado también contó con la presencia de Adrián SG, Delasflores y AJM como miembros activos de este colectivo), ha encontrado en la icónica sala Planta Baja un espacio perfecto para dar rienda suelta a su propuesta musical, y que también ha ido alternando en algunas sesiones con la ya mencionada sala Granero.

Dentro del programa de shows en vivo que el Planta Baja ha ofrecido a lo largo de este año, destacan los proyectos de Tardeo y Coco Thursday, que si bien parten de puntos comunes (tanto Chico Blanco como 8kitoo están presentes en ambas iniciativas), también tienen otros muchos puntos que los diferencian. Así, mientras que en los eventos de Tardeo realizados durante estos meses el espectro musical dominante era el de la música house y algunas variedades de música tecnho, las fiestas de Coco Thursday (en las que también participa Ache) proponían sesiones donde la música protagonista gravitaba entorno al nuevo sonido electrónico de géneros como el michey house, el crap muzik o el reggaedown. El colectivo T-Label, compuesto por  Le Coné, Zadig, D.A.S, Hexyl y CBLR, ha sido otro de los encargados de amenizar con su tecnho underground las sesiones del Planta Baja durante este año, además de seguir participando activamente en la fiesta Vortex que se realiza periódicamente en la sala Industrial Copera.

Mención aparte se merece el incipiente proyecto de Agorax, iniciativa que surge de la necesitad de crear un espacio alternativo en donde las mujeres puedan ser el sujeto activo en las sesiones de música electrónica de baile. Esta plataforma constituye una acción directa contra las dinámicas patriarcales que rigen habitualmente el mundo de la electrónica, y abre un espacio de muy interesante para que Dj como Smokinha, Amonet, Franela, M.Thatcher, Eli Bird, Paloma Stuff o Patricia Lust puedan tener más posibilidades de representación.

En último lugar, considero que es muy necesario tener en cuenta el importante trabajo de otres sujetos creativos que participan con su labor en el desarrollo de esta escena. Fotógrafes como Clara Gámiz o Cayo Malayo, videomakers como Ingrata Bergman y la gente de Tubular Media, diseñadores como Craneo Prisma, Macarena Sánchez o Carmzie, encargados de los visuals que se proyectan durante las diferentes sesiones como Xd.Zorra, Freewaifai o 403.Forbiddden ,y en general, todo el público que participa activamente en esta red de eventos que cada fin de semana animan las noches de Granada.

Con lo dicho hasta aquí, doy por finalizado este superficial pero minucioso artículo que ha tratado de retratar la realidad de la actual escena musical electrónica que se ha generado en la ciudad nazarí desde que a principios de 2018 la asociación cultural Doente sirviese como red de conexión entre las diferentes micro escenas alternativas, y que de algún modo ejemplifica la esencia de este movimiento musical caracterizado por la hibridación y la interdisciplinaridad entre diferentes géneros.