La relación emoción / fuerza que logran HVOB es de nota alta. Con este ya
suman cinco álbumes de estudio –tienen otro grabado en directo- y juraría
que siempre ha sido así. “Too” forma parte desde este mismo instante de la
encomiable familia de largos donde es de recibo citar títulos como “Trialog”
(2015) o “Rocco” (2019). Un tobogán de ocho canciones donde se exploran los límites del techno pizca viperino y la electrónica humanizada.
El temario queda claro nada más arrancar. “Bruise” carece de intro, va a saco desde el segundo uno con un bombo fiero. A pelo. Poco a poco iremos
descubriendo como ese potrillo salvaje se irá domando a base de acordes
suaves y por supuesto la voz de Anna Müller. La solidez de un martillo versus arrumacos vocales en tono pop y muy melancólico. Es bastante curioso como las letras de la intérprete se escuchan muy nítidamente siempre. Punto a favor que tinta muy bien el concepto, la mezcla que quieren transmitir.
Hablando con Paul R. Wallner -el otro nombre propio que debemos tener
muy presente- dejó muy claro que ideó HVOB con la premisa de mostrar
cómo debía sonar el pop electrónico en este nuevo siglo (ok, cada vez menos nuevo siglo). En este tira y afloja entre beats enérgicos y texturas modosas, hay que subrayar también títulos como “Glutony” o “Kid Anthem” (de lo más volador de todo el LP). A medio camino entre la rabia del BPM y los pesares, “Bruise”, “Capture Casa”, pero sobre todo “Eyes Alive”. Pura magia este último corte gracias a sus atmósferas sintéticas, arpegios entrecortados (The Field y muchas otras cosas que han sobrevolado Kompakt en los últimos tiempos) y breves pero amenazantes pellizcos en los knobs.
Tampoco huele a rancio cuando HVOB se tienden del todo. Es el caso de “2
16” donde los ritmos se recogen y se muestran más orgánicos. La progresión es tan acertada y magnética como resultará igualmente en “A Piece of Me”. Será el día, o será directamente mi tara, pero este tipo de producciones me resultan muy estimulantes. Frescas incluso. Un consolador para los oídos cuyo lubricante es únicamente el paso de los minutos.
El álbum finaliza con “The Lack Of You”, el clímax ideal para coronar una
caminata plagada de mutaciones y altibajos sonoros. De continua
renovación y dualidad.