Te presentamos la lista de todas las listas -otra más- para entender la grandeza y diversidad de la escena electrónica en este 2023 que nos deja.
«Otra lista más. Y van…» En efecto, en Beatburguer somos tan originales e innovadores que vamos a daros la turrita con otra lista más con los 10 discos que, a mi parecer, son de lo más destacado de 2023. Por supuesto, faltan muchos que podrían o deberían ocupar un lugar de honor en la misma. Debido a la necesidad de condensación, he decidido centrarme en obras que, a mi parecer, trascienden géneros y tiempos; aquellas que, a causa de su carácter y alcance, dejarán poso y seguiremos escuchando en los últimos momentos del año 2033. Además, creo que es de recibo hacer especial hincapié en el crecimiento y proliferación de buenísimas artistas mujeres y no binaries que, poco a poco, están reclamando por derecho propio el lugar que les corresponde en la industria. Así que sin más, con los parámetros y la vara de medir usada, vamos con la dichosa listita. Comenzamos.
1-. Rrose: “Please Touch” (Eaux)
Si en su álbum de debut, “Hymn To Moisture” (Eaux, 2019), el artista norteamericano con base en Londres nos entregaba una obra que parecía oscilar de manera más o menos clara entre los cortes de techno más bailables y los tracks más «ambientales» e introspectivos, en su segundo trabajo la línea que separa ambos conceptos se vuelve más difusa. “Please Touch” es una obra compleja, llena de recovecos y texturas a descubrir en cada escucha; una aproximación al techno experimental y menos complaciente desde la delicadeza y la introspección en lugar de la contundencia y la agresividad que dominan el género. Un 10.
2-. Mike Sheridan: “Atmospherics” (HFN Music)
El niño de oro de la electrónica danesa, Mike Sheridan, publicaba el pasado noviembre “Atmospheric”s, su tercer disco y primer larga duración en 11 años, trabajo por el cual tuvimos el placer de entrevistarle en Beatburguer. Un alucinante viaje alrededor del techno, el dub, el pop y hasta la música de autor contemporánea que bebe de fuentes de inspiración tan diversas como el cine, la mitología, la ciencia ficción y hasta el body-horror. 10 cortes que transitan paisajes a veces llenos de intensidad cinemática, a veces calmados e intimistas y que, como el artista, se han colocado entre lo mejor del año sin hacer ruido. Ni falta que le hace.
3-. Max Cooper: “Motif” (Mesh)
Nos faltan palabras para definir a Max Cooper. El prolífico artista norirlandés que ha llegado a ser comparado con Philip Glass o Aphex Twin nos regalaba este año “Motif”, un álbum de seis temas que no necesita más para destacar con mucho en todas las listas de lo mejor de 2023. Desde la emotividad de aires cinemáticos de “Stereoscopics Dive” al híbrido UK garage-pop de “With Me”, pasando por las cadencias drum’n’bass de “Forgotten Places” o el techno-house (que no techhouse) hipervitaminado de “Swapped”, cada tema del disco funciona como parte de un gran engranaje que funciona con la perfección de un reloj suizo.
4-. Sofia Kourtesis: “Madres” (Ninja Tune)
El debut de la peruana Sofia Kourtesis en Ninja Tune, “Madres”, trasciende el pop electrónico contemporáneo para calentarnos el corazón con una obra atemporal en la que el amor, la emotividad y la esperanza se encuentran más que presentes en cada uno de sus diez cortes. Dedicado a su madre, quien pudo superar un cáncer considerado fatal gracias a la intervención de Peter Vajkoczy -uno de los mejores neurocirujanos del mundo, y cuyo apellido da nombre a uno de los tracks-, todo el disco refleja el torbellino emocional que vivió la artista durante todo el proceso. Con base en el house y el techno más juguetón y bailable, pero vestido con mil y una capas de producción que lo convierten en algo más, es muy complicado terminar la escucha sin los ojos -y el alma- a rebosar.
5-. Pangaea: “Changing Channels” (Hessle Audio)
“Changing Channels” es el ejemplo perfecto de cómo condensar todas tus influencias y obsesiones sonoras, y conseguir algo totalmente nuevo que va más allá de la mera fotocopia u homenaje. Kevin McAuley lleva más de diez años detrás de Hessle Audio, sello que co-dirige junto a Ben UFO y Pearson Sound, y en el que ha publicado la mayor parte de su propio material. Como el trabajo que nos ocupa: una colección bien cohesionada de música de baile que aúna en cada track lo mejor de su particular forma de pinchar y relacionarse con la pista. Esa que incluye —pero no solo— UK garage, techno, house, eurodance, bass y trance. Aun así, aquí el productor británico amplía sus miras, dándole a todo el conjunto una dimensión diferente y diferenciadora con respecto a los miles de tracks que se publican diariamente, alumbrando a golpe de composición y producción uno de los mejores discos de «baile puro» del año. Y del último lustro, si me apuras.
6-. Ylia: “Ame Agaru” (Balmat)
La malagueña Susana Hernández Pulido puede presumir de tener en su haber uno de los discos más especiales, bonitos y disfrutables de 2023. Un trabajo que parece seguir la senda de “Dulce Rendición” (Paralaxe Editions, 2020), pero queriendo ir más allá. Aquí, la instrumentación clásica y la menos ortodoxa caminan de la mano en ocho cortes que flotan entre la música tradicional japonesa, el folk intimista y el ambient más clásico. Una auténtica delicatessen que ha contado con la colaboración del productor y compositor de cine y TV Alejandro Lévar y el saxofonista también malagueño Tete Leal, y que ha sido publicado en Balmat, sello de Philip Sherburne, responsable también de editar joyas de artistas como Hoavi o Mike Paradinas. Casi nada.
7-. Caterina Barbieri: “Myuthafoo” (Light-years)
Si ya lo has escuchado, es muy poco probable que la intensidad y alcance condensados en los seis temas de “Myuthafoo” te hayan dejado indiferente. Si no, ya estás corriendo a hacerlo. La personalísima obra de esta italiana afincada en Berlín es una delicia para los sentidos que condensa en solo seis temas un riquísimo universo sonoro en el que la repetición, el minimalismo y el deseo de trascender modas, épocas y tendencias están bien presentes. Apasionada de los modulares, Barbieri teje mundos enteros a base de secuencias de sintetizador y arpegios, capaces de transportarte a planetas y galaxias que solo existen en su cabeza. O quizá no.
8-. Actress: “LXXXVIII” (Ninja Tune)
El pasado noviembre vio la luz en Ninja Tune el noveno álbum del enfant terrible de la electrónica británica: Actress AKA Darren Cunningham. Un disco en el que el responsable de joyas como “Hazyville” (Werks, 2008), “Splazsh” (Honest Jon’s Records, 2010) o “R.I.P.” (Honest Jon’s Records, 2012) se sumerge de nuevo en ese submundo suyo tan personal en el que los tropos del techno o el house más clásico colisionan con los glitches y la experimentación sonora de la electrónica más vanguardista. Según él, inspirado en la relación de las matemáticas y el ajedrez, “LXXXVIII” es un soberbio tratado de creación a través de la deconstrucción consciente e irrespetuosa de los géneros más populares de la electrónica. Y en esto, amigxs, Actress es el mejor.
9-. Eartheater: “Powders” (Chemical X)
Además de un canto al amor en todas sus formas y fases -euforia, miedo, vulnerabilidad, esperanza-, el sexto álbum de Eartheater es un majestuoso tratado de avant-pop cuya escucha es poco menos que un regalo para quien decida darle una oportunidad. Alexandra Drewchin, con su poderosa voz y su arrolladora personalidad, carga sobre sus hombros sin problema una obra maximalista que tan pronto coquetea con estructuras más propias del trip hop más luminoso que se adentra en terrenos pop más intimistas. De escucha más accesible que discos anteriores, y aun haciendo gala de un marcado espíritu explorador y experimental en sus intenciones, “Powders” supone una experiencia única, además de una magnífica puerta de entrada al particular y muy recomendable universo sonoro de la de Pensilvania.
10-. Overmono: “Good Lies” (XL Recordings)
Era imposible cerrar una lista con lo mejor del año sin incluir el brillante debut de los hermanos Tom y Ed Russell en XL Recordings: “Good Lies”. Y es que, más allá del trilladísimo “So U Know”, los de Gales han facturado uno de esos trabajos que sirven igual para disfrutar en uno de sus ya famoso directos, como en la tranquilidad del hogar. Poseedores de un sonido reconocible y propio, el cual han ido afinando con el paso de los años, los singles y los remixes, Overmono no solo son unos productores de una calidad técnica brillante, sino unos auténticos conocedores de todo lo que rodea a la música de baile -especialmente la británica- de los últimos 40 años. UK garage, house, breaks y bass, mucho bass, es lo que encontraréis en “Good Lies”, pero contado de una forma única y muy personal. Ahí radica su grandeza y valor.