Overmono y Aya en Conde Duque: un homenaje cultural al club

OAya. Foto: Fernando Tribiño

El pasado jueves se celebró en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid un doble concierto organizado por Delicalisten, una plataforma y promotora  que lleva desde 2012 programando el ciclo DNIT de Barcelona. Con motivo del día europeo de la música y en plena efervescencia de la purgadora noche de San Juan, pudimos disfrutar con sold out y en el jardín de dos live shows: Aya (principalmente conocida por su álbum del año pasado en Hyperdub) y Overmono. El concierto que daría inicio a la “velada” -entrecomillado porque era todavía de día- fue el de Aya. La productora, que reside en Londres, tiene un estilo que podríamos llamar avanzado, de club roto y marcado por unas intervenciones vocales entre el spoken-word y un flow de grime con el pitch puesto en un tono extraordinariamente grave.

Overmono. Foto: Fernando Tribiño

Replicar su disco, “Im hole” en directo no era desde luego tarea fácil, de hecho Aya apenas lo intentó, jugando entre la ironía, un sentido del humor cáustico y una actitud grotesca e hilarante a partes iguales con respecto al público. En ese violento flujo de subgraves quebrados y desconcertantes melodías de hiperpop, costaba no acordarse del Arca de “Mutant”, o por qué no, de una versión -si cabe- aún más dantesca e impertinente de SOPHIE. Su directo, en el que tuvo tiempo de subirse en múltiples ocasiones a la mesa de mezclas, bajar a la pista y besar a algún espectador; concluyó cuando todavía no había terminado de atardecer. Como ella misma admitía con una voz infernal, su música no estaba concebida para ser escuchada a la luz del día, pero su vileza y esa suerte de “no mercy” sonoro se dejó sentir de manera permeadora.

Overmono. Foto: Fernando Tribiño

Ya con la noche cerrada y recordándonos a algunos eventos que disfrutamos en DNIT, los hermanos Russell (Tom y Ted,Truss y Tessela respectivamente) comenzaron un live set que ha recibido múltiples galardones en los últimos doce meses. La cosa era inevitable: el repertorio de Overmono es brillante y a poco que los hermanos lo ejecutan bien y lo asocian debidamente se convierte en una herramienta para llevar al éxtasis a quién sea. Así, Overmono realizaron un set breve (apenas una hora), conciso y electrizante, con una mayoría de tracks recientes, de los lanzamientos de los dos últimos años, su remix de Rosalía… Y uno o dos tracks sueltos de sus primeros y -en nuestra opinión- mejores trabajos, los EPs de “Arla”. Era victoria cantada. El frenesí de sus beats de UK Garage, que ocasionalmente incorporan sonidos bass o jungle, pero con una limpidez extraordinaria hacía dificultoso escapar al trance -estado alterado, que su música induce.

Para bien o para mal, los Rusell son dos profesionales como la copa de un pino. Dos sicarios con unas armas relucientes y de fuerte fuerza percutora. Lo único que pudo dificultar la total inmersión -y es una pena tener que mencionar esto- fue ver que el Jardín Sur de Conde Duque no parecía del todo preparado para acoger un evento de estas dimensiones. Mientras que el espacio era bonito, abierto y lleno de corrientes de aire, los baños eran cuatro cabinas para cerca de mil personas. La barra solamente tenía dos espacios de pago (un datáfono para todo el público) y colas que duraron el primer concierto al completo. Salvando esta cuestión, que podría haberse evitado pero que difícilmente se habría previsto, lo importante fue lo que pasó en la pista y sobre el escenario. Estamos a la espera de más propuestas de este tipo en la capital, plagada de eventos de música electrónica pero incapaz muchas veces de establecer vínculos fuertes y permanentes entre artistas renombrados e internacionales y espacios culturales asentados (de hecho Conde Duque suele hacerlo en el auditorio, pero no es el mismo tipo de evento). Confiamos en que sea la primera de muchas.