Richie Culver: Scream If You Don’t Exist (Participant)

Experimentación, texturas y mucho spoken word en el sobresaliente nuevo álbum de Richie Culver.

Con Scream If You Don’t Exist, Richie Culver se metamorfosea de músico outsider a miembro underground, tanteando su camino desde la periferia hacia una creciente comunidad de músicos que han gravitado hacia su singular mundo sonoro. 

Basándose en la cruda catarsis de sus trabajos anteriores, en su segundo álbum el artista se inspira en el drone sombrío, el ruido industrial, el hip-hop experimental y el rave del Reino Unido para trazar un espacio para sí mismo, atrapado entre el género y la disciplina. 

Mientras que en su debut, I Was Born By The Sea, Culver echó un último vistazo a su pasado gris mientras luchaba por llegar a un lugar más brillante, aquí documenta el proceso de encontrar aguas dulces, analizando la complejidad de habitar un lugar más abierto y optimista mientras lucha con el peso de su resolución, mirando a la cara la autoaceptación que tanto le costó ganar. 

El título del álbum habla de este trabajo creativo y emocional, sirviendo como paradoja fundamental de la que emerge el nuevo sonido discordante del artista y como un llamado a la acción, un grito desafiante frente a la angustia existencial.

Parte de este proceso implica visitar un territorio familiar con un enfoque renovado. El macabro ‘Hottest Day Of The Year’ señala un recuerdo desagradable con graznidos, mareos, ambientes y zumbidos de taladro dental mientras Culver recuerda una vida vivida en el nihilismo: “Todo es simplemente algo que sucedió / Reduccionismo, espasmos musculares, una madre primera contracción”. 

Sin embargo, en Scream If You Don’t Exist, la irresistible fórmula de Culver para la poesía mecánica irregular está llena de urgencia palpable. Ya no está apático ni desesperado, encuentra nuevas complejidades para estas composiciones, trazando una cruda interacción entre aplastantes bajos y penetrante claridad vocal, un contraste resaltado en los delicados hilos del pulso rítmico que se sugieren en la presión contundente y el deslizamiento de ‘Weakness’  en el que Culver ofrece la vulnerabilidad como una solución tentativa al estreñimiento emocional que él mismo describe: “Por favor, tome mi amabilidad por debilidad / Porque soy débil / Y eso está bien”. 

El paisaje sonoro amniótico de ‘YOLO (then you die)’ da paso a drones cargados de profundidad e improvisaciones maquinales inquietantes, como un espectáculo de ruido escuchado desde lo profundo de la fosa de las Marianas, mientras que en ‘Underground Flower’ la niebla de gama baja se levanta para revelar un Escena más brillante y fría. “Ámame por lo que podría ser / No por lo que soy”, suplica.

En la canción que da título a la maldita cinta de autoayuda del álbum, bucles tartamudos de teclas fuera de lugar y repeticiones infantiles toman a la ligera el riesgo muy real de desaparecer por completo, un ataque de nervios interpretado como una canción infantil que funciona mal. El himno paranoico ‘Say 4 Sure’ presenta un poco aplastado boom-bap, como si hubiera sido martillado en una Game Boy empapada de agua, enjambres de ruidos de cables sueltos chispeando contra gruñidos guturales y exhalaciones irregulares, mientras que ‘On The Top’ representa una sesión de espiritismo para el espíritu incondicional, con bucles de piano rave y movimientos vocales con hipo haciendo piruetas a través de samples destrozados, sirenas antiaéreas y el ruido fantasmal de los platillos breakbeat.

Como en respuesta a la naturaleza solitaria de gran parte de su exploración musical, esta vez el artista invita a otras voces al mundo de Scream If You Don’t Exist. En ‘Swollen’, la inquebrantable y azufre profecía de Billy Woods suena clara a través de una extensión de bajo en espiral, predicando el mismo evangelio deshilachado que Culver cuando emite el silencioso y devastador diagnóstico contemporáneo: “La computadora se rompió pero todavía funciona por ahora / Esa es la lo mejor que puedes decir de la mayoría de nosotros de todos modos”, mientras que otro intrépido corresponsal marginal, Moor Mother, aporta un peso terrenal a la deriva ambiental y al bombardeo aniquilador de ‘Restaurants’, descubriendo el significado con una entonación alargada y una intensidad con cambios de tono.

Es durante los momentos más meditativos del álbum cuando podemos reconocer este espacio que Culver ha encontrado para sí mismo como lo que realmente es. ‘OMG They’re Gone’ sigue un monólogo entrecortado y lento de la esposa de Culver, que trabaja como doula de la muerte, reflexionando sobre sus propias experiencias con el dolor y la realidad de vivir dentro de una cultura aterrorizada e ignorante del proceso. 

Flotando sobre reflujos relucientes, canturreos eterizados y campanadas luminosas, sus palabras son un recordatorio profético del poder de lo efímero. Así como Culver florece en la imperfección, aquí podemos encontrar una enorme fuerza en la transciencia. Pero es con ‘Just Jump In’, que se despliega como una alegre contraparte de las brillantes plataformas petrolíferas de ‘I was born by the sea’, que Culver ilumina las aguas esperanzadoras hacia las que nos damos cuenta de que hemos estado avanzando con paso firme. “Ahora sé / Que me amabas”, admite, una revelación que ha durado toda una vida. 

A través de la reflexión más cruda, Culver ha encontrado un camino a seguir, impulsado por un optimismo derivado de la determinación de ser mejor, de amar y ser amado, de la admisión de la debilidad y del descubrimiento de un nuevo tipo de fortaleza. “No pruebes el agua”, nos tranquiliza a nosotros y a sí mismo, “simplemente lánzate”.