Sid Le Rock: Invisible Nation (Beachcoma Recordings)

Siempre resulta interesante encontrarse con artistas dispuestos a explorar y experimentar entre sonidos del pasado y propuestas de ámbito vanguardista. De hecho, desde el propio origen de la música vanguardista (y más aún de la de baile) se ha planteado con cierta frecuencia una conversación entre pasado y futuro, como si tuvieran una codependencia que alimenta el propio desenvolvimiento de la misma. El canadiense Sheldon Thompson, ha lanzado desde que comenzase su carrera cinco discos como Sid Le Rock. En un recorrido irregular por el house, el minimal, el techno o el electro, cuesta siempre seguir a un productor del que se desconoce cómo va a sorprendernos. Es en su sexto disco, “Invisible Nation” (Beachcoma Recordings), sin embargo, donde Sid Le Rock nos ha desconcertado más hasta la fecha. En el álbum, que se trata casi de un proyecto conceptual, Thompson explora sus raíces y la tradición de la música Anishinaabe, a la que pertenece como miembro tribal.

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Sid Le Rock

Tan extravagante como esto suena, “Invisible Nation” es sin embargo un disco extraordinariamente orgánico y atávico, que incorpora a sintetizadores y algunos otros sonidos sintéticos tambores e instrumentos propios de esta tribu. El álbum, es efectivamente atávico porque en su referenciar a estructuras vetustas y a formas de composición y rituales premodernas, nos demuestra la verdad que se esconde debajo de la mayoría de la música pop: una matriz compartida, unos ritmos cercanos al 4×4… Y sobre todo un latido. Ese latido que, -de forma algo new age- afirma el propio Thompson, pertenece a la tierra. Lo curioso sin embargo del LP, es precisamente su capacidad para recordarnos a cosas perfectamente coetáneas nuestras, como pueden ser la música new wave y de hecho bandas como Depeche Mode. La otra curiosidad es sin duda el sonido del bajo, que sin sonar ni vanguardista ni ancestral, les da un tono emotivo a canciones que hacen frontera con un sonido post-punk, como “Dog Days”.

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Sid Le Rock

Al final del día, es entre esa suerte de new wave y un electro sereno en donde parecen colocarse las sonoridades de “Invisible Nation” y su lectura de la música algonquina. Su estilo, en ocasiones nocturnal, nos recuerda a ritos pasados y lugares perdidos entre grandes bosques; pero en último término, nos devuelve a la cruda contemporaneidad de una historia (la de la música tribal, la popular y la de masas) que se repite y se reitera a sí misma, reinterpretándose de maneras cada vez más excéntricas y sintéticas; como en una espiral. Sea el más interesante o no de los trabajos de Sid Le Rock, su sexto disco es una muestra de reflexividad; una cualidad de la que la música de baile no siempre se hace suficiente eco ni busca con ahínco.