The Crown: el culebrón de sangre azul

Aunque esta quinta temporada no ha sido la mejor, eso no quita que esté llena de momentos memorables y que nos provoque unas ganas enormes de que llegue la sexta, con la que concluirá este culebrón de sangre azul.     

Un culebrón podría definirse como: “Telenovela que consta de gran cantidad de episodios a lo largo de los cuales se establecen intensas relaciones sentimentales entre los diferentes personajes. Una historia real muy larga y compleja que se caracteriza por la gran exageración de los elementos melodramáticos y por las intensas y turbulentas relaciones entre las personas que la viven”. Pues bien, si nos ceñimos a esta definición podríamos asegurar que “The Crown” es un culebrón, pero también habría que añadir que su puesta en escena y sus interpretaciones se acercan más a los estándares de las grandes producciones cinematográficas. En su quinta temporada “The Crown” sigue respetando la calidad de lo que nos mostraron en las anteriores y desarrollando la trama de la familia real británica desde un punto de vista íntimo y cercano, metiendo la llaga en los entresijos de un sistema que aunque intenta alejarse de los problemas comunes de los pobres mortales, termina cayendo en las mismas contradicciones y conflictos que nos definen como seres humanos.

Los ricos también lloran

La quinta temporada de “The Crown” es especial ya que llegó tras la muerte de la longeva reina Isabel II en la vida real y el ascenso al trono de su hijo Carlos. Esto es algo que hizo que su visionado fuera diferente, ya que la trama que propone se ve condicionada por este hecho, y la percepción de las personalidades de los protagonistas adquiere un matiz aún más cercano. Porque aunque los creadores de la serie nos insistan que se trata de una ficción basada en la vida de la familia real británica, los hechos clave que relatan están perfectamente documentados. ¿Los diálogos y algunas de las tramas sucedieron exactamente como nos las muestran? No, pero la esencia y lo que subyace en ellas tienen todo el viso de verosimilitud. Y lo que nos relatan es que a pesar de toda la pompa y lo solemne, a pesar de todo el dinero y propiedades, a pesar de todas las facilidades que les ha regalado la vida, los personajes no dejan de ser simples seres humanos perdidos en un sufrimiento existencial de lo más común.

La reina vive alejada de la realidad y anclada en sus viejos hábitos, perdida en el pasado y con miedo a aceptar las nuevas normas, los usos y costumbres de la sociedad moderna. Además es incapaz de que sus hijos entiendan lo que son y sus responsabilidades, incapaz de evitar los escándalos en los que se meten y que ponen en peligro a la monarquía. La fotografía que describe al príncipe Carlos es la de una persona infeliz, infeliz en su matrimonio ya que su corazón pertenece a otra mujer. Pero sobre todo su infelicidad reside en un sentimiento de inutilidad, se ve preparado para reinar pero comprueba cómo los años pasan y su destino se aleja. Por eso “conspira” contra su madre e intenta desesperadamente hacerse acreedor de una mejor posición y de un mayor respeto como heredero al trono. La princesa Diana es la viva imagen de la tristeza, engañada por su marido, minusvalorada por su familia política y prisionera de un estilo de vida que le impide ser libre y tomar sus propias decisiones. Todos y cada uno de los personajes de “The Crown” son personas con problemas, con dudas, melancólicas y con una existencia que no es la que soñaron.

La excelencia en cada pequeño detalle

The Crown” es una serie excelente en muchos sentidos. En primer lugar en su producción, es remarcable como es capaz de cuidar hasta el más mínimo detalle de cualquier aspecto que rodea la serie. Un vestuario impresionante, una decoración apabullante y unas localizaciones que dotan a la historia de una credibilidad innegable. Todo es meticuloso, nada está improvisado ni dejado al azar, cada elemento que aparece en una escena tiene un propósito y lo cumple a la perfección. La dirección es impecable, el ritmo es el adecuado y te permite entrar en la trama sin dificultad. En esta quinta temporada, al igual que en las anteriores, también hay que destacar la interpretación de sus actores, aunque algunos no tengan un parecido físico total a la persona que interpretan, sus gestos, sus tics, su pronunciación, su forma de moverse, todo consigue que te los creas a pies juntillas. Destaca sobre todo la actriz que interpreta a la princesa Diana, ya que además de su innegable parecido físico, clava su gestualidad, esa mirada triste y desamparada, esa forma de hablar y de expresarse mezcla de timidez y sufrimiento. Es remarcable que aunque en cada temporada hayan cambiado a los actores y a las actrices que han interpretado los mismos personajes, la calidad no haya disminuido y sobre todo que hayan conseguido que al espectador le dé igual. Lo que en cualquier otra serie hubiera sido un cataclismo, “The Crown” ha conseguido hacer de esta particularidad un valor añadido.

¿Sería posible hacer un “The Crown” en España?

La respuesta es no, rotundamente no. Y no porque no haya salsa para cocinar un buen culebrón. Corina, Urdangarín, Froilan, Letizia, Eva Sannum, las amantes del emérito…, contenido hay de sobra. Pero lo que falta es la trascendencia global que ha tenido la familia real británica y su influencia en la sociedad de su país. Porque los Windsor a diferencia de los borbones han logrado inocular su esencia en el subconsciente colectivo de los ingleses, han logrado crear un relato de gloria a través de los siglos que nuestros monarcas no han sido capaces de instaurar. Por eso cuando se ha realizado una revisión de nuestra monarquía, ha sido un producto de serie B más similar a la estética de Cuéntame. Además aquí en España carecemos de localizaciones espectaculares vinculadas a los reyes, no hay castillos ni grandes mansiones con las que impresionar. Estéticamente, debemos ser conscientes de que poseemos una monarquía de Hacendado.

Epílogo

The Crown” es un magnífico producto artesanal regado con un gran presupuesto, basado en una historia ya conocida que engancha por lo que no conocemos, por esos diálogos precisos y directos que hacen aún más grande el mito. Aunque esta quinta temporada no ha sido la mejor, eso no quita que esté llena de momentos memorables y que nos provoque unas ganas enormes de que llegue la sexta, con la que concluirá este culebrón de sangre azul.