Cuando llevas consumiendo música electrónica desde la más tierna infancia, el término techno y las etiquetas en general tienen más bien poca importancia. Según uno va envejeciendo, en mi caso ya le he dado la vuelta al jamón hace tiempo, va reduciendo la música a una sencilla dualidad: música buena y música mala. Como me he pasado gran parte de mi vida como periodista escribiendo sobre cosas que me parecían una mierda,
hace tiempo ya que tomé la decisión de escribir únicamente de las cosas que me gustan, por lo tanto sobre música buena, al menos bajo mi opinión particular, que será lo último que pierda en esta vida.
Precisamente, la primera música electrónica no pop que me cautivó profundamente fue la que en su día proporcionaba el ahora fundamental sello Warp Records, más específicamente su serie Artificial Intelligence, en la que dieron sus primeros pasos gente tan relevante a día de hoy como Autechre, Richie Hawtin o Aphex Twin.
Este disco de Theiz me lleva absolutamente a ese paisajismo sonoro, rítmico, primitivo, pero a la misma vez melódico y futurista. Suena a hecho en casa, pero transpira horas de trabajo detrás. Bebe de Detroit, pero también es reconocible UK en los breaks. Sin duda, uno de los ismos de la música electrónica que más me atrae… Llamémosle IDM primigenia.
Cuatro rebanadas de música atemporal, sin sobresaltos pero sin clichés ni obviedades, lo suficientemente abstracta para no ser pop y lo suficientemente intrincada como para que la palabra techno se quede muy corta.